Vida después de la muerte
9 de julio de 2016
“Le dijo Jesús: —Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11.25).
Mi abuelo dice: “nadie se muere en la víspera”. Si algo tenemos seguro en la vida, es la muerte. No sabemos cuándo ni cómo ni dónde nos tocará, pero sabemos que algún día nuestra vida terrenal terminará.
Jesús se encontró con Marta y María, quienes lloraban la muerte de Lázaro, quien había estado enfermo. Cuando un ser querido muere, hay tristeza porque no es fácil despedirse de un ser amado. Marta y María experimentaron el dolor de la enfermedad de Lázaro y el dolor de verlo morir; pero Jesús llegó ante Marta y María. Como sucede en las familias, no todos reaccionan de la misma forma ante eventos como la muerte. Marta estaba muy emocionada y le reclamó a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto”.
¿Cuántas veces le hemos reclamado al Señor ante las circunstancias que nos acontecen? ¿Cuántas preguntas le hemos hecho, insinuando que nos ha abandonado y nos ha dejado solos?
Marta pensó qué si Jesús hubiese estado con ellas, nada malo le hubiese acontecido a Lázaro. Jesús nos enseñó que el hecho de que confiemos en Él no nos exime del dolor. Confiar en Jesús, significa qué en medio del dolor e incertidumbre, Él promete estar con nosotros.
La muerte no es obstáculo para Jesús. Él es la resurrección y la vida. Si le creemos, aun estando muertos, hallaremos vida en Él. No sabemos cuándo terminará nuestra vida terrenal, pero el Señor nos llama a estar preparados y a confiar en Él en todo tiempo. Si seguimos la voz de Aquel que es la Resurrección y la Vida, hallaremos vida eterna y descansaremos en Su presencia para toda la eternidad.
Oración
Dios que nos obsequias vida. Te damos gracias por Cristo Jesús, quien es la Resurrección y Vida. Te pedimos perdón por las veces que pensamos que nos has abandonado. Perdona cuando nuestro dolor nos nubla la vista y no nos deja verte en medio de las circunstancias. Queremos disfrutar de la vida que nos has dado. Ayúdanos a estar preparados para alcanzar la vida eterna en Tu presencia cuando Tú nos llames o cuando vengas por Tu pueblo. Por Tu Hijo Jesús hemos orado. Amén.