Velad con diligencia
3 de abril de 2016
«Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora en que el Hijo del hombre ha de venir.» (Mt 25.13)
En el Reino de Dios, la negligencia en el cumplimiento de nuestros deberes cristianos conlleva graves consecuencias, inclusive ser borrados nuestros nombres del libro de la vida. El llamado divino es a ser proactivos y promotores del regreso del Señor para instaurar, de una vez y por siempre Su reino de justicia y de verdad, de amor y fraternidad, de rectitud y decencia. Basta ya de injusticias, mentiras, desamor, odios, indecencias y de cristianos conformados al mundo impío, de cristianos viviendo dobles vidas, negligentes y descuidados.
Las vírgenes prudentes y diligentes de la parábola, después de la larga espera, entraron con el novio a la fiesta de bodas. A las insensatas y negligentes se les hizo muy tarde. Cuando quisieron entrar al gran salón de la fiesta, el mismo novio les dijo: «No os conozco». Quedaron excluidas por su negligencia.
Así que, con humildad y reverencia, con temor y temblor, sigamos el consejo del Señor, oremos y velemos con tesón y firmeza, para que no seamos hallados desapercibidos y excluidos del banquete celestial.
Oración: Señor, yo quiero ser diligente, cumpliendo mis deberes cristianos, velando y orando, trabajando por tu reino que ha de venir. No importa los sufrimientos por los que sea necesario pasar yo quiero perseverar fiel a Ti y a Tu palabra hasta el fin. Aumenta mis fuerzas para jamás caer en negligencia. Por Cristo. Amén.