Un plan de rescate para una gran demanda
28 de abril de 2017
“Toma los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y los animales de los levitas en lugar de sus animales; y los levitas serán míos. Yo Jehová. Y para el rescate de los doscientos setenta y tres de los primogénitos de los hijos de Israel, que exceden a los levitas, tomarás cinco siclos por cabeza; conforme al siclo del santuario los tomarás. El siclo tiene veinte geras.” Números 3.45-47
Desde aquel día en Egipto, cuando la sangre del cordero los libró de la muerte, los primogénitos de Israel pertenecen a Dios. Sin embargo, cuando el pueblo adoró al becerro de oro en el monte Sinaí, solo los levitas demostraron celo en relación con el pecado del pueblo. Por lo cual, posteriormente, en vez de tomar al primogénito de cada familia para llevar una vida dedicada al servicio de Dios en el tabernáculo, toda la familia de Leví pasaría a realizar esta labor especializada. Si los levitas han de tomar el lugar de los primogénitos de todo el pueblo, hay que contarlos para poder canjear los primogénitos por levitas.
Al llevar a cabo el censo surge una diferencia, hay mayor número de primogénitos en el pueblo que levitas, para ser exactos 273. No había suficientes levitas para redimir a todos. Para resolver esta diferencia se presenta un plan de redención. Como los primogénitos son consagrados a Dios, le pertenecen como sus siervos o esclavos. Si no hay levita para redimir, deben pagar el precio de un esclavo para comprar su libertad.
Este plan de rescate es un atisbo del gran plan de redención en Cristo para toda la humanidad. Jesús es nuestro sustituto, tomó nuestro lugar en la Cruz. Como no podíamos pagar el alto precio para comprar nuestra libertad, Él dio Su vida por nosotros y ahora le pertenecemos a Dios. Solo tenemos una vida para entregarle nuestros mejores frutos. Dios necesita hoy nuestra vida consagrada a Su servicio. ¿Estás dispuesto?
Oración
Buen Dios, Te damos gracias por Tu Hijo Jesucristo, quien dio Su vida por nosotros. Solo Te pedimos que cada día sea una oportunidad para servirte y entregar lo mejor de nuestras vidas. Sabemos que los campos están blancos y listos para la siega. Ayúdanos a llevar una vida consagrada a Ti para beneficio del Evangelio. En Cristo Jesús Te lo pedimos. Amén.