Sembremos… Nos están escuchando
15 de abril de 2016
Sembremos… Nos están escuchando
«—Oíd: El sembrador salió a sembrar; y, al sembrar, aconteció que una parte cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y se la comieron». (Marcos 4.3-4)
Cuando era adolescente, trabajé en los encuentros de verano para los niños de mi iglesia. En el grupo que tenía asignado se encontraba un niño de 7 años que venía de una familia con muchos conflictos sin resolver. El niño llegaba tarde, cabizbajo y no hablaba con otros niños. Al momento de ofrecer el encuentro bíblico, los niños dejaban de prestar atención después de los primeros 5 minutos. Era frustrante para mí tratar de explicar la historia bíblica cuando los niños solo querían jugar y divertirse. El niño ni siquiera me miraba cuando le hablaba. Permanecía toda la clase con su cabeza encima del pupitre.
El último día del encuentro de verano, le pregunto al grupo de qué se habló durante todo el campamento. En cuestión de segundos este niño alzó su cabeza y narró detalladamente todo lo que se había dialogado. Explicó todas las historias bíblicas que se presentaron y su aplicación. Yo quedé asombrada por lo que allí había acontecido. Yo pensaba que había perdido mi tiempo esas dos semanas. Para mi sorpresa, el que a mis ojos no prestó atención, fue quien más internalizó el mensaje. Él me estaba escuchando.
Ante mis ojos, esa semilla cayó en el camino. Pero la semilla del evangelio de Jesucristo, aunque sea diminuta como una semilla de mostaza, tiene poder para crecer y expandirse con poder. ¡La semilla cayó en terreno fértil¡ Este niño abrió su corazón a Jesús.
Seamos persistentes como el sembrador. Sembremos… Sembremos sin desanimarnos al ver que la semilla cae a la orilla del camino. Sembremos… Nos están escuchando.
Oración: Señor nuestro, gracias porque un día la semilla de Tu evangelio germinó en nuestros corazones. Ayúdanos a que demos fruto y podamos ser sembradores de esa semilla. Que nuestra mirada siempre esté puesta en ti. Quita el desánimo y frustración cuando vemos que la semilla no cae en terreno fértil. Ayúdanos a perseverar y ser consistentes. Ayúdanos a confiar en que la semilla caerá en corazones fértiles. En el nombre de Jesús oramos. Amén.