Sembraré
15 de septiembre de 2016
«¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!» (Romanos 10.14-15).
Hay quienes responden a la pregunta y pasan a convertirse en la exclamación de Dios. Qué hermoso es ver llegar a «los que anuncian la paz». Son aquellos que se estremecen ante el llamado del cielo y el reclamo de la tierra. Son aquellos que se ofrendan humildemente al servicio de Dios y Su obra.
Cuántas manos y pisadas, en amor y obediencia, son hoy ocasión de alegría y cosecha. Manos que con trabajo y sacrificio ofrecieron tantos cuidados. Pies que recorrieron montañas, valles y centros urbanos, proclamando el evangelio de nuestro Señor Jesucristo y entonando la misión del Reino de Dios. Dice un conocido himno: «Sembraré la simiente preciosa del glorioso Evangelio de amor. Sembraré, sembraré mientras viva. Dejaré el resultado al Señor».
Damos gracias a Dios por aquellos que siguen el camino de Jesús, extienden sus manos hacia los más pequeños y hacen de la escuela bíblica un lugar de encuentro con el Maestro, como lo hizo Mami Toña. Damos gracias a Dios por aquellos que tienen un corazón sensible, que escuchan el grito profundo de las comunidades, y, movidos por el Espíritu Santo de Dios, hacen presencia en Su Nombre, como lo hizo la Rvda. Celsa Agosto de Díaz. Damos gracias a Dios por aquellos que con amor insondable derraman su vida en servicio de la obra de Dios, como testificó el Hno. Efraín González.
El apóstol Pablo expresó una palabra de alabanza al Dios de los Cielos por «los que anuncian buenas nuevas», por los que siembran «en corazones sensibles la doctrina del Dios del perdón», por los que unidos como Iglesia siembran «en corazones de mármol la bendita palabra de Dios». Alabanzas, alabanzas, alabanzas a nuestro Dios. Por hombres y mujeres que sembraron la «simiente preciosa».
Oración
Señor, que el testimonio de los que sembraron permanezca vivo en nuestras vidas. Gracias por su acción profética, que denunció la muerte y anunció la vida. Hoy Te servimos con compromiso profundo y te decimos «Sembraré, sembraré mientras viva, simiente de amor; Segaré, segaré, al hallarme en la casa de Dios». En el nombre de Aquél, que es camino, verdad y vida, Jesús, el Cristo. Amén.
Autor: David Cortés