¡Profetiza!
15 de febrero de 2017: Apocalipsis 9.13-10.11
«Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes». Apocalipsis 10.11 (RVR1960)
Al inicio de la profecía, el vidente Juan da a conocer el por qué está donde está: «Por anunciar el mensaje de Dios y hablar de Jesucristo fui enviado a la isla de Patmos». Puntualiza que es la fe en Cristo la que nos hermana en Él y nos hace copartícipes del Reino de Dios. Desde esa realidad, afirma: «tengo los mismos problemas y dificultades, pero también tengo la fuerza que Dios nos da para soportar esos sufrimientos».
En el desarrollo de Apocalipsis vemos cómo aquel, que en su dimensión física está encarcelado, es interpelado en el Espíritu para compartir el mensaje de «Jesús, el Hijo del hombre». En la narrativa se resaltan las instrucciones con precisión: «escribe en un libro lo que ves». Y para ver, «sube acá». Así pues, respondiendo en obediencia, supera su estado inmediato y es elevado a las regiones celestes para ser testigo de la actividad divina en favor de los fieles en su sufrimiento. La esperanza se hace provisión en ilustraciones de gloria, para impartir ánimo y fortaleza a los asediados por la muerte.
El Dios que inclina su oído en favor de los humildes, obra en justicia, a través del Hijo para decirle al vidente, «ve y toma el librito abierto, tómalo de la mano del ángel». Su respuesta en obediencia no se hizo esperar, «yo fui y le pedí al ángel que me diera el librito». Y el ángel respondió: «tómalo y cómetelo». Y «yo tomé el librito de la mano del ángel, y me lo comí». La secuencia de actos de obediencia, son el preámbulo a la encomienda del cielo: «Tienes que anunciar los planes de Dios».
En medio de la manifestación hostil del poder que se ejerce con desprecio sobre los que están al margen, es necesaria la voz profética que denuncia y confronta el mal en su origen, estructura y propósito. Es tiempo de anunciar el amor de la cruz, que es vertido en misericordia y justicia a favor de «muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes». En Cristo, el poder es servicio para todos, y la palabra profética, el anuncio en acciones de su amor. En medio del dolor y la injusticia ¡Dios tiene planes que comunicar! Hoy habla a nuestros corazones esperando una respuesta.
Oración
Señor, como el profeta Jeremías, Te decimos: «Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; No me senté en compañía de burladores, ni me engreí a causa de tu profecía; me senté solo, porque me llenaste de indignación». En el nombre de Aquel que es Camino, Verdad y Vida. Jesucristo el Señor. Amén.