Poco a poco
23 de abril 2016
Poco a poco
«Jesús le puso otra vez las manos sobre los ojos y el hombre miró con atención y quedó sano. Ya todo lo veía claramente.» Marcos 8.25 (DHH)
Cuando trabajaba como propagandista médico, tenía que esperar, cuando visitaba el Hospital de Veteranos, para lograr un estacionamiento. Con la presión de tiempo para cumplir con un número de visitas diariamente, me enfrentaba a la lentitud, según mi parámetro, de los pacientes que se montaban en sus autos, tardaban en salir y dejar el espacio que yo quería utilizar. Tenía que recordar constantemente que estos pacientes tienen limitaciones de todo tipo, que hacen que les tome más tiempo realizar algunas tareas.
Vivimos en el mundo de la prisa. El mercadeo de la tecnología está montado en la velocidad de los procesos de computadoras, celulares, televisores y las líneas de servicio expreso en establecimientos comerciales.
El ciego de la historia recibió la vista paulatinamente. Jesús lo tocó, usó saliva (usada en la antigüedad para aliviar dolores y quemaduras) para mojarle los ojos. Lo tocó una segunda vez para que viera con claridad, como tenía que ser.
Queremos que todo se nos dé al instante. Que Dios nos conteste de inmediato, que seamos sanados tan pronto oramos. Pero, no siempre es así. El salmista nos dice que, pacientemente, esperó en el Señor.
Los mismos discípulos de Jesús fueron comprendiendo quién era aquel, paulatinamente. No ocurrió de inmediato. El crecimiento de la vida cristiana no se da en el formato de la autopista. Se da en el formato de la carretera rural, de velocidad reducida y de curvas.
¿Tienes que bajar la velocidad en algún aspecto de tu vida?
Oración: Ayúdame Señor a no vivir en la carrera desbocada de esta vida presente y a ejercer la paciencia, fruto del Espíritu. Amén.