Pacto y promesa

10 de marzo de 2017

Génesis 23-24 

“Y Jehová había bendecido a Abraham en todo.” Génesis 24.1b (RV1960)

 

Sara muere ya muy entrada en años.  Isaac era de edad madura, así que Abraham tenía dos desafíos ante sí: encontrar un lugar en donde pudiera enterrar los restos de Sara y, buscar una esposa adecuada para el hijo de la promesa.  Ésta sería la nueva matriarca de la familia, en la cual tendrían continuidad el pacto y las promesas de Dios hechas a Abraham.

Era importante que los muertos fueran enterrados en su tierra natal, lo cual no sería posible para Sara.  Abraham había abandonado su pueblo y parentela y no habría vuelta atrás.  Advenedizo en Canaán, no tenía derecho de poseer alguna propiedad en la cual pudiera enterrar a Sara.  Por ello, procuró obtener un lugar, lo cual era indicativo de que estaba consciente de que el pacto y las promesas de Dios trascenderían a su propia existencia.

Por otro lado, Isaac era un hombre de pacto y de promesa.  Era menester encontrar la doncella que ya Dios había escogido para ser la madre de muchas naciones.  Tal diligencia no podía hacerse guiada por el criterio humano, pues este matrimonio era parte del plan de Dios para millares.  Así que, debían mediar señales inequívocas de la voluntad de Dios en aquella selección, para que Su plan perfecto se pudiera cumplir a cabalidad. 

Tú y yo somos también gente de pacto y de promesa.  Hemos pactado con un Dios vivo y de poder, que nos ha hecho promesas hermosas para nosotros y para los nuestros, generación tras generación.  Por ello, es importante que, igualmente, procuremos señales inequívocas de la voluntad de Dios en todos nuestros caminos.

¡Es tan triste cuando no alcanzamos a ver los sueños de Dios en nuestra vida, familia y ministerios, simplemente por no haber buscado la dirección de Dios en la toma de alguna decisión!  La invitación hoy es a que vivamos, amemos, trabajemos, ministremos, adoremos y existamos, teniendo en mente los propósitos de Dios para nuestras vidas.  Solo viviendo así, dejaremos un legado de gloria.

 

Oración

Dios de pactos y de promesas.  Bendigo Tu nombre.  Ayúdame en el día de hoy a reconocerte en todos mis caminos.  Permíteme vivir la vida que Tú quieres que viva, moverme en la dirección que Tú quieres que me mueva, hacer lo que quieras Tú.  Guarda también el camino de los míos, para que juntos podamos disfrutar de Tus hermosas promesas.  Amén.