¡Nuestro gran amor!
7 de febrero de 2017
Sin embargo, tengo en tu contra que has abandonado tu primer amor. Apocalipsis 2.4 NVI
La mayoría de las personas cristianas saben a lo que nos referimos cuando hablamos del primer amor. ¿Recuerdas esa ocasión en que le entregaste tu vida al Señor? ¿Te acuerdas de ese momento en el cual decidiste descansar y confiar en Jesús? Permíteme decirte que quizás nosotros lo podamos olvidar, pero Dios no lo olvida.
Cuando el primer amor toma lugar en nuestro corazón, estamos llenos de gozo, fe y esperanza. En ese momento, el mundo es diferente, el cielo se ve más hermoso y tenemos deseo en el corazón por hablar acerca de Jesús en todas partes. Es un tiempo maravilloso, en el cual nos enamoramos de Jesús, y como resultado, testificamos de Su amor y buscamos Su rostro con todo el corazón sin importar los desafíos que tengamos que enfrentar.
Sin embargo, en ocasiones ese amor por el Señor se “enfría” y nuestra vida espiritual se seca. Cuando experimentamos este momento de “enfriamiento” la pasión se acaba, nos cansamos, sentimos desanimo, servimos por rutina y se va desvaneciendo nuestra relación con Dios. Con el paso del tiempo, podemos volvernos insensibles e indiferentes al amor y la presencia de Dios.
El amor de Dios nunca se agota, no se enfría, ni se apaga, sino que permanece siempre en nosotros. Siempre está disponible cuando acudimos a Él.
Si estás tan enamorado de Jesús, como en el primer día, continúa hacia adelante. ¡Dios es la fuente de amor inagotable!
Si por alguna razón has dejado el primer amor, abraza a Jesús. ¡Vuelve al primer amor y disfruta de una relación con Cristo que no tiene comparación!
Si por alguna razón no has aceptado a Jesús como tu Salvador, este es el día para hacerlo. ¡Recibe y experimenta Su gran amor!
¡Nuestro gran amor, es Dios! Debemos amar al Señor como el primer día. ¡Ama al Señor con todo tu corazón y con todo tu ser y con toda tu mente!
Oración
Señor, nos volvemos a Ti. Nuestro deseo es vivir enamorados de Ti como el primer día. Ayúdanos, para que nuestra relación contigo no se deteriore. Que todos los días miremos a la cruz y afirmemos nuestro amor por Ti. Que Tu amor eterno colme nuestra vida siempre. Amén.
Autor: Gina Marrero