Mensaje del Pastor General sobre la reapertura de nuestros santuarios
Muy amados y amadas en el Señor, las Iglesias miembros del Concilio de Iglesias hemos de comenzar a abrir nuestros santuarios en el mes de julio, con la excepción de La Iglesia Episcopal, que abrirá unos días antes. La Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en Puerto Rico comenzará la apertura de nuestros santuarios a partir del miércoles, 1 de julio de 2020 siguiendo nuestros protocolos y la Guía para la reapertura escalonada de los servicios religiosos presenciales por Covid-19. Lo haremos proveyendo a nuestra feligresía con una experiencia edificante, en un ambiente seguro. Se mantendrá en todo tiempo la separación física de seis pies, será requisito tomar la temperatura antes de entrar al santuario y el uso de mascarilla en todo momento.
Para algunas de nuestras congregaciones, especialmente aquellas que tienen un porciento alto de personas de la tercera edad y/o con condiciones previas, lo más conveniente y aconsejable será iniciar en una fecha posterior, que brinde todas las garantías para proveer el ambiente de seguridad y edificación que nos caracteriza. Por ello, exhortamos a nuestra feligresía a seguir el protocolo y los pasos establecidos en su iglesia local. Todas las congregaciones seguiremos brindando a Dios nuestros cultos y llevando al pueblo su maravillosa Palabra mediante los medios virtuales y otros, como lo hemos hecho hasta aquí para la gloria de Dios durante toda la pandemia.
Podemos guiar con nuestras palabras o podemos guiar con nuestros ejemplos. Lo más probable es que el COVID-19 nos acompañe por un tiempo. La mayor garantía en este tiempo será un estilo de vida que debemos modelar como Iglesia. Un estilo de vida sabio y precavido, tomando las medidas necesarias para evitar contagios.
El país se tiene que levantar y la Iglesia debe estar al frente de ese proceso guiando con su ejemplo. Queremos caminar con el pueblo y queremos mostrarles el camino de la reapertura con seguridad.
Como siempre ha hecho nuestra Iglesia, cantaremos con júbilo: “gloria y alabanzas al Redentor”. Seguiremos en las huellas del Maestro y en ese empeño hallaremos pleno reposo y el Señor nos llenará de gozo. Por ello, como dice el antiguo himno, nuestra exhortación es: “¡Cantad, hermanos la historia de amor!” Que así nos ayude Dios en nuestra reapertura.