5 de julio de 2016

San Juan 8.31-59

“Si vosotros permanecéis en mi palabra seréis verdaderamente mis discípulos: y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.” (Jn 8.31-32)

El Evangelista Juan nos presenta el logos, el verbo eterno, la palabra que se hizo carne y persona en Jesucristo y “habitó entre nosotros y vimos su gloria llenó de gracia y de verdad.” (Jn 1.14) Jesús, en Su ministerio como palabra viva y vivificante, se presenta como libertador. Los judíos se consideraban libres en el Padre Abraham; pero Jesús se propone a sí mismo como la verdad liberadora. La verdad no es una tradición, una ley, una costumbre, un pacto; la verdad, que es Cristo, es una persona que ama, que acompaña, que valida, que afirma, que estimula. La verdad es una persona cálida, cordial, presente, activa y amiga.

En el intercambio personal de intimidad con esa persona, que es Cristo, se da el salto cualitativo de la esclavitud del pecado a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Conocer a Jesús, creerle, amarle y hacer Su voluntad, es entrar en el reino de Dios, que es un reino de libertad gloriosa y única. Y nada nos podrá esclavizar, ni el placer, ni el poder, ni el tener.

Oración

Señor, qué bueno es sentirse uno liberado de la esclavitud del pecado que nos lleva a la mentira y a creernos superiores a los demás. Siervos tuyos somos, libres para hacer Tu voluntad y no la nuestra. En el nombre de Jesús oramos. Amén.

Autor: Luis F. del Pilar