La guerra de los sexos
9 de octubre de 2016
«Sin embargo, para nosotros los cristianos, ni la mujer existe sin el hombre, ni el hombre existe sin la mujer. Es verdad que a la primera mujer Dios la sacó del primer hombre, pero también es verdad que ahora todos los hombres nacen de una mujer. Pero tanto el hombre como la mujer, y todo lo que existe, han sido creados por Dios». (1 Corintios 11. 11-12 TLA)
Cuánta letra estéril, palabra deformada y oraciones desatinadas han sido eje de discursos, enseñanzas y fundamentos de doctrina para proponer interpretaciones de la mente y el corazón de Dios sobre la disparidad del valor entre el hombre y la mujer.
En cuantas ocasiones hemos sido participantes de conversaciones que persiguen establecer al uno sobre el otro. A veces guiados por la trivialidad y el relajo. En otras por la necesidad del poder y la imposición. Lo cierto es que, lo que puede parecer un acto liviano de chistes y bromas, es en realidad, un acto grosero, de violencia y hasta de muerte en todas sus variantes.
El apóstol Pablo, en su mensaje a la iglesia en Corinto, enfatiza sobre un asunto que supera el contexto, la cultura, las costumbres y los tiempos “tanto el hombre como la mujer, y todo lo que existe, han sido creados por Dios”. Reconocer roles y funciones, no supone la fortaleza del uno sobre el otro. Más bien afirma la necesidad de armonía de ambos desde los distintos escenarios de vida como lo pueden ser las relaciones de familia, las relaciones laborales, el escenario académico, técnico y profesional, grupos comunitarios, la vida de iglesia u otros ordenes de la vida en sociedad.
El apóstol puntualiza sobre la capacidad creadora de Dios. Él es el Creador del hombre, la mujer y todo lo que existe. Nos recuerda a los cristianos que “ni la mujer existe sin el hombre, ni el hombre existe sin la mujer”. Por tanto, no es asunto de “guerra”, es asunto de amor, justicia y paz. No busquemos la debilidad del otro para acentuar nuestra fortaleza. Veamos en la otra persona el propósito y el querer de Dios y en nosotros, la responsabilidad.
Oración
Dios nuestro, gracias por habernos creado con amor y ternura. Ayúdanos a dejar las guerras y competencias de superioridad, para así acercarnos al prójimo y a Ti. Permite que veamos las fortalezas que has puesto en nosotros y nosotras. En el nombre de Aquél, que es camino, verdad y vida, Jesús el Cristo. Amén.
Autor: David Cortés