Hallazgo Insuperable
18 de marzo de 2016
Hallazgo Insuperable
«El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo. Cuando un hombre lo descubrió, lo volvió a esconder, y lleno de alegría fue y vendió todo lo que tenía y compró ese campo». (Mateo 13.44 – NVI)
El 19 julio del 2012 fueron extraídos del fondo del mar los restos de una embarcación de la Segunda Guerra Mundial, hundida en febrero del 1941. Ésta contenía un valioso cargamento de más de 200 toneladas de plata. Su valor aproximado era de 1000 millones de dólares; al momento, el mayor tesoro extraído de las profundidades del mar. A este hallazgo, se suman muchos otros encontrados en diversos lugares, como, sótanos, áticos y tumbas. Las personas que los han hallado afirman haber sido impresionados con el descubrimiento, sintiendo profunda alegría y entusiasmo.
Jesús utiliza la experiencia del hallazgo de un tesoro para hablar del Reino de Dios. Para los oyentes, la idea era conocida. La mejor forma de esconder dinero era enterrarlo; pero en un país donde la guerra era común, nada estaba seguro. Por lo tanto, Jesús dice que un hombre, para su sorpresa, descubrió un tesoro. La emoción lo embargó. Sabiendo que lo que había encontrado era muy valioso, lo volvió a esconder; de manera que pudiera vender todas sus propiedades y con lo obtenido adquirir el terreno que guardaba una fortuna mayor.
Hallar un tesoro puede presentársenos en un momento de iluminación o un despertar cuando de pronto entendemos, deseamos y solo queremos hacer la voluntad de Dios. Es así cuando nos damos cuenta de cuán vanas son las posesiones materiales, cuán fugaz y breve es la vida. Es cuando entendemos que vivir para Cristo es la mejor forma de vida. Y morir en Él es la mayor gloria que ser humano pudiera obtener.
Oración: Dios, en Tu bondad infinita has provisto para que, pobres e indignos como somos, pudiésemos encontrarte. Te muestras tan visible como la luz del Sol, esperando que cada persona sobre la faz de la tierra pueda verte. Permite que hoy sea día de encuentro, día del gran hallazgo. Y sean muchos los que hoy puedan abandonar los tesoros menores que finalmente se desvanecerán. En Tu bendito Nombre oramos. Amén.
Autora: Rvda. Patria Rivera