Guíanos por Tu Espíritu
4 de agosto de 2016
“- Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?” (Hch 8.36).
El Espíritu de Dios nos pone, a veces, en situaciones extrañas. Felipe, uno de los siete diáconos de la Iglesia en Jerusalén, fue dirigido por el Espíritu para evangelizar a un gentil, simpatizante del judaísmo, a su vez eunuco, funcionario de la Reina de Candace, en Etiopía. Este eunuco estuvo adorando en Jerusalén y regresaba a su país en su carro. Venía leyendo en voz alta un rollo de uno de los grandes profetas de Israel. Felipe se acercó al carro y le preguntó al hombre si entendía aquella lectura. El eunuco confesó su ignorancia. Felipe tomó la palabra y relacionó aquel texto profético con la persona y la obra de Jesús, anunciado por Juan el Bautista como redentor del mundo. Llegados a un oasis, el propio eunuco preguntó si había algún impedimento para él ser bautizado. Él ya sabía que en el judaísmo los eunucos, por ser mutilados, estaban excluidos de los privilegios de Israel (Dt 23.1). Felipe aprovechó y tomó su profesión de fe y descendieron juntos a las aguas. El gozo del eunuco fue tan grande, que dejó de mirar a Felipe y no lo vio más, porque había encontrado a Jesús, su Señor y Salvador, quien no excluye a nadie de Su amor redentor.
Oración
Señor, guíanos por tu Espíritu a las personas necesitadas de un encuentro cercano contigo, un encuentro liberador, para vivir significativamente, libres de prejuicios y complejos de culpa. En el Nombre de Jesús oramos. Amén.
Autor: Rvdo. Luis F. del Pilar