28 de julio de 2016

Hechos 4.1-22

«Cuando las autoridades vieron la valentía con que hablaban Pedro y Juan, y se dieron cuenta de que eran hombres sin estudio ni cultura, se quedaron sorprendidos, y reconocieron que eran discípulos de Jesús» (Hechos 4.13 DHH).

Al enterarse que quien los supervisaba, como Director de la Junta de Residentes de la urbanización, era cristiano, la guardia de seguridad dijo: “ahora entiendo por qué es así”.  La persona, sin mucho ruido, le dio el testimonio que un cristiano debe dar.

El milagro ocurrido en el templo, trajo una oleada de reacciones.  Un sermón que produjo miles de decisiones por Cristo, cuestionamiento a Pedro y a Juan por lo que hacían y decían, temor de perder el arraigo y poder entre los líderes religiosos, (aunque reconocieron el milagro) y amenazas para que los apóstoles no hablaran de Jesús.

Misión imposible…  Los apóstoles fueron comisionados por Jesús a ir por todo lugar enseñando y haciendo discípulos para el reino de Dios.  El milagro de sanidad y el mensaje posterior, eran evidencia de que ellos, sin títulos universitarios, pero con dignidad, humildad y sencillez de alma, caminaban de la mano con el resucitado…  Y quien así camina, tiene algo que decir y mucho que mostrar.

Hay Pedros y Juanes modernos demostrando lo que aquellos vivieron, en lugares, contextos y países, donde insistir en ello es una sentencia de muerte o, cuando menos, de prisión sin recursos ni derechos.  Oremos para que permanezcan con denuedo y confianza.

Los que no vivimos esa prohibición, tenemos la misma responsabilidad.  Los demás deben reconocer que somos discípulos de Jesús… aunque no hablemos tanto.

Oración

Padre, fortalece con Tu Espíritu a los perseguidos por tu causa.  Oramos también para que nosotros, con la libertad que tenemos, evidenciemos, que fuimos transformados por Ti.  Amén.

Autor: Luis Montañez