Eslabones
24 de septiembre de 2016
«Salúdense unos a otros con un beso santo. Todas las iglesias de Cristo les mandan saludos» (Romanos 16.16 NVI).
Por lo general, nuestra reunión de oración el miércoles en la noche, en el templo, termina formando una cadena humana. Nos escuchamos mutuamente y oramos por las peticiones y necesidades presentadas.
Una cadena es el resultado de la unión de eslabones. Con ella se puede sujetar y proteger cosas de valor, evitar acceso a una propiedad, adornar un artículo, etc. Interesantemente, los eslabones sueltos no tienen la misma función y menos la fortaleza que exhiben cuando están unidos.
Pablo envía saludos a personas que durante años le brindaron su amistad, amor y colaboración en el trabajo a favor de Cristo y de su iglesia. Este capítulo 16 de Romanos no es la lectura devocional de la mañana, sin embargo, contiene mucha enseñanza para los cristianos.
La familia de la fe está formada por la gran cadena de personas que forman la congregación de la cual somos parte. Cada persona es un eslabón que le añade fortaleza y variedad a esa cadena. No todos los eslabones son similares. Cada uno tiene diferencias, debilidades y fortalezas… Y eso es lo que le da sabor a la vida cristiana.
Eres diferente a la persona que adora a tu lado, pero ella es parte de tu fortaleza cristiana. Es eslabón como tú. Es eslabón contigo. Unida a ti se aumenta la capacidad y el vigor y se logran resultados.
Dale gracias a Dios por ser parte de esa hermosa cadena llamada iglesia. Agradécele a los eslabones cercanos y lejanos a ti, con un mensaje de texto, un tweet o un WhastApp… Y siempre que puedas, salúdalos con un beso santo.
Oración
Gracias Señor por insertarme en Tu iglesia y contribuir a su unidad y fortaleza. Ayúdame a ser eslabón de calidad cada día. Amén.
Autor: Luis Montañez