En pos de la edificación

14 de octubre de 2016

1 Corintios 14. 1-25

 

 

«Por eso, ya que desean las capacidades que da el Espíritu, traten de tener aquellas que ayuden a todos los de la iglesia». (1 Corintios 14.12 TLA)

 

Sabía que él era un gran músico.  Era distinguido por muchos y gozaba del reconocimiento de los mejores.  Pero cuando tenía la oportunidad de escucharlo, tal vez por ignorancia musical, no podía distinguir aquello que lo hacía ser extraordinario.  Pensaba que tal vez tenía que ver con el hecho de que era música de iglesia o el estilo de la música.  Lo cierto es que no podía descifrar el por qué hasta que un día escuché a unos amigos músicos decir con admiración: “¡Él nos hace mejores!  Identifica con facilidad nuestras carencias y las cubre con la belleza de su ejecución sin hacernos a un lado”.

En la sociedad del espectáculo, las luces cubren la deficiencia del talento.  Los efectos cubren la falta de la destreza.  Los atuendos reclaman la atención y los escenarios cautivan porque se presentan imponentes.  Todo se erige para desviación y al final solo queda el eco del ruido y los destellos de lo desvirtuado.  La experiencia sin contenido solo produce la sensación del querer vacío.

El apóstol expresó “Procuren amar con sinceridad, y pídanle al Espíritu Santo que los capacite de manera especial para hablar de parte de Dios”.  Insiste en la necesidad de ir en pos de aquello que edifica al cuerpo y no detrás del destello de la gloria vacía.  En la vida de la iglesia debemos buscar “las capacidades del Espíritu” que honren a Dios sobre todas las cosas y “ayuden a todos los de la iglesia”.

Es nuestra responsabilidad estar alertas.  De poco a poco y por capricho de algunos, podemos convertirnos en espectáculo de semana a semana que convida a los que buscan la sensación sin contenido.  El mensaje es claro: ¡Él nos hace mejores!  ¡En Él somos mejores!  Conociendo nuestras debilidades y carencias, afirmó Su paso hasta el Calvario.  Con Su sangre derramada, cubrió nuestras faltas y nos dio potestad de ser hijos, en el reconocimiento de Su señorío.  El invisible se hizo visible en amor para nuestra salvación.

 

Oración

Dios, queremos procurar todo aquello que proviene de Ti y nos imprime el carácter de iglesia.  Ser de edificación y no de destrucción.  A velar el uno por el otro en Tu nombre.  Y velar para que toda gloria y honra sean dadas solo a Ti.  En el nombre de Aquel que es camino, verdad y vida.  Amén.