El tiempo de Dios
2 de julio de 2016
“(Jesús) dijo: subid vosotros a la fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido.” (Jn 7.8)
Los hermanos de Jesús: Jacobo, José, Simón y Judas, (Mt 13.55) creían que su hermano mayor debía descender de Galilea a Judea y subir a Jerusalén, y allí, en el centro religioso más importante de su país, darse a conocer con sus enseñanzas y milagros. Pero Jesús, sabiendo que los judíos le odiaban y deseaban matarle, respondió a esta sugerencia de sus hermanos: “Mi tiempo no ha llegado…”
Jesús estaba en el tiempo de la espera paciente y confiada, del momento preciso, de la oportunidad adecuada, de la circunstancia exacta, el tiempo de Dios perfecto para glorificarse en Él y por medio de Él. No había espacio para apuros inadecuados y atropellados. Todo tendría su tiempo preciso y no habría por qué desesperarse, ni por qué precipitarse.
Por eso Jesús se quedó en Galilea esperando el tiempo de Dios, para consumar su obra mesiánica, confrontando a los judíos con los propósitos divinos y realizar Su obra de redención, como Hijo de Dios.
Oración
Señor, en nuestros calendarios y relojes se nos da el tiempo cronológico, que podemos precisar. Pero tus tiempos son los mejores, los de la oportunidad de amar, de perdonar, de celebrar la vida y de alabar Tu nombre. Capacítanos para que sepamos aprovechar esos tiempos buenos. Por Jesucristo oramos. Amén.
Autor: Luis F. del Pilar