“Él terminará la obra en mí”
21 de noviembre de 2016
“Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.” (Filipenses 1.6 NVI)
Una taza muy particular llamó la atención de una dama en una tienda de antigüedades. Cuando la tuvo en sus manos, ésta le empezó a hablar. “¡Yo no siempre fui una taza! Era un montón de barro, sin forma, cuando mi creador me encontró. Él me tomó, me apretó y me formó con sus manos. Después me puso en un horno muy caliente. Me pregunté: ¿por qué querría quemarme así? Grité para que me sacara, pero me dijo: “todavía no estás lista”. Comenzó a cepillarme y a pintarme. Luego, volvió a meterme en un horno aún más caliente. Lloré, le imploré que me sacara, pero solo me dijo: “aguanta un poco más, todavía no es tiempo”. Entonces, me sacó y cuando estaba fría me dio un espejo. Ahí me di cuenta de lo fina y hermosa que me veía. Él me dijo: “ahora sí, ya estás perfecta. Sé que el proceso fue difícil, pero todo lo que has vivido te ha ayudado a ser lo que eres”.
Pablo sabía que los filipenses vivirían tiempos difíciles. Les conocía y amaba. Estaba consciente de que aun necesitaban profundizar, crecer y madurar en la fe en Jesucristo para poder vencer. Desde su propio quebranto en el encierro, pretende animarles, aconsejarles y servirles de modelo. Les insta a afrontar todo momento difícil como solo un creyente en Cristo puede hacerlo, amparado y esperanzado en el poder de Dios. Teniendo la actitud adecuada y dando frutos para su gloria. Ellos debían permanecer gozosos, en amor, sin perder la esperanza, en unidad y en constante ruego, para que el Señor en el que habían creído pudiera terminar Su obra.
Está comprobado que una de las formas en las que el creyente crece y se perfecciona, es a través de las pruebas. Éstas van dejando huellas y marcas en la piel. Ninguno de nosotros es el mismo, o la misma, una vez pasada la prueba. Estas experiencias son parte de nuestro proceso de crecimiento en el Señor y lo serán hasta el día de Su venida, cuando el Autor de nuestra salvación dará por terminada la obra.
Oración
Señor Jesucristo, Te alabo y Te adoro. Te doy gracias por haberme alcanzado y por la seguridad que tengo de que estás presente en mi vida a cada instante. Por eso, Te pido que en el día de hoy me des las fuerzas para seguir adelante, afrontando cualquier circunstancia difícil. Sostenme, ayúdame y perfeccióname en Ti, hasta el día de Tu venida. Amén.
Autor: Migdalis Acevedo