El encierro extendido- Pan de Vida: 28 de marzo

Muy amados en el Señor, yo no sé cuál era la señal que Juan el Bautista esperaba ver para tener la seguridad de que Jesús era el Mesías prometido, pero envió a dos de sus discípulos a preguntarle a Jesús: “¿Eres tú aquel que había de venir o esperaremos a otro? Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis. Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio”. Juan encontró lo que buscaba porque las señales que esperaba las había puesto el Señor. A veces se nos va la vida esperando lo que no es. Es como el joven viajando por Europa. Dejó pasar tres guaguas con el número 15, porque equivocadamente esperaba ver la 51, que nunca llegó. Hay personas que la vida les pasa por el frente y no la disfrutan, esperando algo que ellos mismos no saben lo que es.

El mensaje de hoy es sencillo, todo lo que necesitas para ser feliz ya el Señor te lo ha concedido. No hay que esperar a que se acabe el toque de queda para ser feliz y para alcanzar algo que es mucho más importante, lograr hacer feliz a todos los que están a nuestro lado.

Al inicio del cautiverio babilónico hubo profetas que se levantaron a decir que el cautiverio culminaría rápido y pronto volverían a la normalidad. Para esos profetas la alegría de la vida estaba asociada a la manera en que antes se vivió. Su fe estaba en volver al pasado y no en la Palabra de Dios ni en el Dios que encarna en nuestras circunstancias. Dice la Palabra de Dios en Jeremías 29.1–11:  “Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, a todos los de la cautividad que hice transportar de Jerusalén a Babilonia:  Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos. Casaos, y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos, y dad maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas; y multiplicaos ahí, y no os disminuyáis. Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz. Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: No os engañen vuestros profetas que están entre vosotros, ni vuestros adivinos; ni atendáis a los sueños que soñáis. Porque falsamente os profetizan ellos en mi nombre; no los envié, ha dicho Jehová. Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”.

Lo que los falsos profetas señalaron como cosa de poco tiempo, Dios dijo que serían 70 años. ¿Qué pasaría en Puerto Rico si anuncian un toque de queda por 70 años?  Ni me lo quiero imaginar. No hace falta. Lo que sí es importante destacar es lo que Dios les dijo a los cautivos en Babilonia, que edificaran casas, que sembraran huertos, que se casaran y que tuvieran hijos. En otras palabras, aunque estaban encerrados, la vida continuaba y podían y deberían ser felices. No deberían disminuir, sino crecer durante el encierro.

Se les dijo: “procurad la paz de la ciudad”. Somos embajadores del Reino de los Cielos en la tierra, en el lugar y en las circunstancias que nos toque vivir. Somos embajadores con un mensaje de paz que nos trasciende. En este tiempo y en los días por venir debemos modelar al mundo la Palabra de Dios con nuestros hechos. Procuremos el bienestar del país. En ese sentido, seamos generosos y generosas. Prodiguemos amor y sembremos la paz y la esperanza en nuestra tierra borincana.

Finalmente queremos destacar el versículo 11 del capítulo 29 de Jeremías: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”.  Dios participó de los eventos que culminaron en la cautividad babilónica. El pueblo de Dios sufrió amargamente de despojos, saqueos, destrucción de su estilo de vida y la destrucción del santuario. Alguien pudo pensar que Dios quería destruirles, robarles su identidad, su historia y su felicidad. Pero Dios les hizo claro que sus pensamientos eran la paz de ellos. En Puerto Rico pudiera haber alguien que piense que Dios nos quiere destruir, pero no es cierto. Todo lo contrario, tiene planes preciosos para su pueblo y para su iglesia. Permite que los pensamientos de Dios se introduzcan en tu mente y en tu corazón. Ello transformará los sentires del alma en gozo y paz.

Los falsos profetas que se levantaron en el exilio creían que Dios los devolvería muy rápidamente a la vida a la cual estaban acostumbrados. Equipararon la felicidad que Dios puede proveer a volver al estilo de vida anterior. Pero Dios no se limita al momento de calma. Dios encarna en toda circunstancia para elevar el corazón de su pueblo. Por ello les aclaró a los exilados que, a pesar del dolor sufrido, sus pensamientos eran de paz y no de mal, para concederles como pueblo el fin que esperaban.

Los que profetizaron que el toque de queda en Puerto Rico se acabaría pronto, se equivocaron. Los que crean que hay que esperar a que se acabe el toque de queda para ser feliz, también se equivocan. Los que crean que Dios puede derramar su gloria en cada casa, en cada hogar y en cada familia, están en lo correcto. Y esa es la voluntad de Dios, que de manera inmediata disfrutemos de su amor, de su gracia y de su presencia. Que seamos llenos de su amor para compartir por gracia lo que por gracia hemos recibido.

Que no se te escape la vida esperando lo que no es. Que no se te vaya la guagua porque esperas lo que no es. Abre tus ojos y mira, la cosecha está lista. Los campos están blancos para la siega. El Señor está presente con sus bendiciones y sus pensamientos son para nuestra paz y no para mal. El toque de queda no nos roba la paz a los que somos tocados por la mano de Dios.

En estos días encuentra las verdaderas claves de tu felicidad en la Palabra de Dios. Comparte generosamente con todo el que está a tu lado y hazles felices. Desarrolla maneras novedosas para llenar la necesidad de los demás y hazlo en el nombre del Señor Jesús. Inspírate en la Palabra, Ama como Cristo y Sirve en Espíritu y en Verdad. Que así nos bendiga el Señor. 

Rvdo. Miguel A. Morales Castro

Pastor General ICDCPR