Dialogar en la contienda

14 de agosto de 2016

Hechos 15.1-21

“Pablo y Bernabé tuvieron una discusión y contienda no pequeña con ellos.  Por eso se dispuso que Pablo, Bernabé y algunos otros de ellos subieran a Jerusalén, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión” (Hechos 15.2).

 

Hay personas que pelean hasta con su sombra.  Viven malhumoradas y con una personalidad volátil, donde muchas cosas los irritan y se vuelven impacientes.  Cuando entramos en desacuerdos con otras personas, a veces nos comportamos de esa misma manera.  Queremos hablar y ser escuchados.  En ocasiones se nos hace difícil escuchar y prestar atención.  Pensamos que somos los únicos en tener la razón y que el resto del mundo está equivocado.  Se nos hace difícil dialogar sobre nuestros puntos de vista y optamos por atacar al que difiere con nosotros.

Pablo y Bernabé tuvieron un desacuerdo con líderes religiosos seguidores de la secta de los fariseos.  Pablo y Bernabé enfrentaron respetuosamente a quienes diferían.  No atacaron ni ofendieron a las personas, sino que defendieron sus ideas y argumentos hablando de las grandes cosas que había hecho el Señor.

Dice la Palabra que la contienda de Pablo y Bernabé con los que estaban en Jerusalén era una contienda no pequeña.  A veces creamos contienda por cosas pequeñas que pueden resolverse si nos comunicamos efectivamente.  Para eso hay que saber escuchar y expresarse respetuosamente.  Si aprendemos a dialogar en las contiendas, en vez de ofendernos mutuamente, viviremos en paz y armonía con los demás, aunque pensemos diferente.  No importa cuán grande o pequeña sea la contienda que enfrentemos en el día de hoy, hagámoslo llenos del Espíritu Santo.  En Él hallamos dirección y sabiduría para que podamos comunicarnos con prudencia, dando testimonio del Dios que servimos.

Oración

Gracias Señor porque nos escuchas.  Perdona cuando no escuchamos al prójimo en momentos de contienda.  Ayúdanos a comportarnos como hijos tuyos y a dialogar en medio de contiendas.  Danos la sabiduría y llenura de Tu Espíritu para no faltarle el respeto a los demás.  Ayúdanos a testificar lo que has hecho en nosotros con nuestras palabras y nuestros actos, en todo lugar.  Lo pedimos en el Nombre de Jesús.  Amén.

Autor: Rvda. Geritza Olivella