Decisiones para toda la vida

23 de marzo de 2017

Génesis 46-47

«3 Yo soy Dios, el Dios de tu padre—le dijo— No tengas temor de ir a Egipto, porque allí haré de ti una gran nación.  4 Yo te acompañaré a Egipto, y yo mismo haré que vuelvas.  Además, cuando mueras, será José quien te cierre los ojos».  Génesis 46.3–4 (RVR60)

Nuestra vida está llena de instantes para tomar decisiones.  Pueden ir desde las más sencillas hasta las más complejas.  En ocasiones, las tomamos con la mayor seguridad y otras veces lo hacemos con grandes interrogantes.  Esta es la situación que enfrenta el patriarca Jacob, conocido ahora por Israel, en los últimos años de su vida.

Israel decide iniciar su viaje a Egipto para encontrarse con su hijo José, aquel que pensaba muerto y ahora recibe noticias de que está vivo.  Aún tiene muchas preguntas en cuanto al futuro de su familia.  Ya no se trata de la familia de aquel Jacob que luchó con el Ángel de Jehová por su bendición; ahora está en juego toda la nación de Israel.  Ante una decisión tan importante, acude a Berseba, el santuario de sus antepasados.  Allí abre su corazón a Dios presentando sus temores, compartiendo sus anhelos y preguntando por el porvenir suyo y de su familia.  Sin embargo, lo más que aguarda es el favor de su Dios.

Hoy en día, al igual que Israel, nos toca tomar decisiones en tiempos difíciles; muchas de ellas requerirán análisis profundos y grandes consideraciones.  No obstante, Dios nos invita a que vengamos a Su presencia donde hay dirección y fortaleza.  Esa noche Dios se le revela a Israel en visión y atiende el ruego de su oración.  La Palabra de Dios disipó toda sombra de temor y le dio dirección.

El favor de Dios siempre se inclinará hacia el bienestar en amor por la humanidad y en armonía con Su plan divino.  Somos portadores de la voluntad de Dios y copartícipes del pacto de Dios con Su pueblo.  Si nuestra vida está sujeta al favor de Dios, no tengamos temor, Su presencia irá con nosotros.

 

Oración

Dios nuestro, Te agradecemos por Tus bondades y misericordias.  Tú eres el Dios de los pactos y promesas, por lo cual Te pedimos que nos ayudes a tener la madurez para aceptar Tu voluntad y la sabiduría para llevarla a cabo.  Que tengamos la confianza de venir ante Tu presencia para dialogar de los asuntos de la vida misma.  Sabemos que recibiremos de Ti dirección y fortaleza para caminar en Tu favor.  En el Nombre de Jesucristo, Te lo pedimos.  Amén.

Autor: Luis Felipe Ramos