Bástate mi gracia
17 de mayo de 2017
«Te ruego que me permitas pasar al otro lado del río Jordán, pues quiero ver aquella buena tierra, esa hermosa región montañosa y el Líbano. Pero el Señor se enojó conmigo por culpa de ustedes, y no me concedió lo que le pedí, sino que me dijo: ¡Basta! No me hables más de este asunto». Dt 3.24-25 (DHH)
El pueblo de Israel está a punto de entrar en la tierra prometida y Moisés les da instrucciones en uno de sus últimos discursos. Les recuerda la fidelidad, amor y gracia de Dios por 40 años en el desierto; también la terquedad de sus padres. Todo con la intención de que no repitan los errores de sus padres y se mantengan fieles y obedientes a los mandamientos de Dios.
En ese proceso de entrada, Moisés ora y pide a Dios que le deje ver y entrar a Canaán con el pueblo. La respuesta es tajante, Moisés había desobedecido a Dios y la consecuencia sería la «no entrada» a Canaán. Sin embargo, el Señor en Su misericordia y por Su amor, le permite parte de su petición. Le da la instrucción de subir al monte Pisga y «ver de lejos» la tierra. Aún más, le indica que anime y dé valor a Josué para que se prepare para entrar con el pueblo a la tierra prometida. Abraham no vio la tierra entregada a sus descendientes, pero la caminó; Moisés no la caminó, pero la vio; ambos fueron participe de la misericordia de Dios.
Esto nos recuerda a dos figuras importantes: Jesús en Getsemaní al orar para que Su Padre pasara de Él la copa del sufrimiento (Mc 14.36) y al apóstol Pablo (2 Co 12.7-9) para que Dios quitará de él un aguijón que le afectaba. La respuesta de Dios fue un NO será así, pero un SI en su misericordia para acompañarles y dar fuerzas en el proceso. Dios no deja solos a Sus hijos e hijas. Él da el instrumento de la oración la cual escucha, oramos sabiendo que el Señor sabe cuál es la mejor respuesta. Debemos orar pidiendo que se haga Su voluntad pues, aunque no lo entendamos ahora, será mejor a la larga pues Sus planes son de bien y no de mal (Jer 29.11) para los que le aman.
Oración
Gracias Dios por Tu presencia continua. Sostennos en medio de los momentos duros. Permite que Tu Espíritu Santo nos ilumine y mantenga firmes en la fe en Ti, aunque no entendamos Tu respuesta, la entenderemos después. Te servimos porque eres Dios y nos acompañas en todo y no porque respondes siempre sí a nuestra oración. Nos basta Tu gracia, grábalo en nuestro corazón. Amén.