¡Arrepiéntete!

9 de febrero de 2017

Apocalipsis 3.1-13

«Así que levántate y esfuérzate por mejorar las cosas que aún haces bien, pero que estás a punto de no seguir haciendo, pues he visto que no obedeces a mi Dios. Acuérdate de todo lo que has aprendido acerca de Dios, y vuelve a obedecerlo. Arrepiéntete».  (Apocalipsis 3.2-3a TLA)

 

El arrepentimiento es la acción consciente y consecuente al llamado del Espíritu.  Es la oportunidad de preservación ante la pendiente.  Es el giro oportuno hacia la vida.  San Agustín decía: «nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en Ti».

El llamado de Dios al arrepentimiento es, entre otras cosas, la convocatoria de Su amor en pos de una reconciliación holística que propende a la armonía.  Es el llamado urgente a mirar distinto.  No hay cambio sin arrepentimiento, solo hay pensamientos.  El arrepentimiento hace una lectura precisada de nuestra miseria para llevarnos a ver con claridad, «y volviendo en sí», o como se narra en otra versión, «Por fin comprendió lo tonto que había sido».  El arrepentimiento nos estremece y mueve.  Es resurrección de muerte a vida.  Así que levántate y esfuérzate.  En palabras del hijo pródigo, «me levantaré e iré a mi padre».  El arrepentimiento nos postra como iglesia de rodillas, señala la cruz, recibe el abrazo de Sus brazos extendidos y nos hace estar lo suficientemente cercanos para ser limpiados con Su sangre.

«Acuérdate de todo lo que has aprendido acerca de Dios, y vuelve a obedecerlo».  Dios llamó a Su iglesia en Sardis, al arrepentimiento.  Hoy nos llama a nosotros como iglesia a hacer introspección y dar una nueva orientación a nuestros pasos.  A despojarnos «de todo peso y del pecado que nos asedia» y a que «corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante».  A ser «luz que ilumine y muestre cómo se obedece a Dios».  A poder amar como Cristo.  El arrepentimiento nos conduce a las buenas acciones y como consecuencia del testimonio fiel, «los demás las verán y alabarán a Dios».  Hagamos un nuevo pacto con Dios.  «Si alguien tiene oídos, que ponga atención a lo que el Espíritu de Dios les dice a las iglesias».
Oración

Señor, estamos delante de Ti con el corazón inquieto buscando de Tu paz.  Afirmamos nuestro paso y empeñamos nuestro esfuerzo para hacer Tu voluntad.  En el nombre de Aquel que es Camino, Verdad y Vida.  Jesucristo el Señor.  Amén.

Autor: David Cortés