Pegado a la tierra
Semana 38/ 18 de mayo de 2017
Filipenses 2.5, 8 (5-9) RVR 60
«Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús… estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz».
Un científico creó una máquina que realizaba copia perfecta de la persona que se introducía a ella. Quería revolucionar la ciencia e hizo una prueba, usándose a sí mismo como muestra. Se metió dentro de la máquina y confeccionó doce copias idénticas a su persona. Los trece se presentaron en un Congreso donde estaban los mejores inventores del mundo. Eran tan perfectas las copias, que no se podían distinguir del original. Hablaban y se movían igual. Un sabio del Congreso dijo que el invento tenía un terrible error. El científico gritó: ¡imposible! Mi invento es perfecto. ¿Cuál es el error? Precisamente, este dijo el sabio. Usted se ofendió por lo que yo dije y las copias se quedaron calladas. El error es su soberbia (Casalá y Pisano). La soberbia es un mal que aqueja a muchas personas. La persona soberbia concibe problemas y contiendas. El soberbio está desconectado del otro, porque está centrado en sí mismo. Entender al otro se le dificulta, ya que se cree superior y sabio en su propia opinión. No admite sus errores, desea tener el control, le cuesta pedir perdón y casi siempre se está defendiendo de las críticas. Tal actitud, lastima y destruye la sana convivencia. Lo opuesto a la soberbia es la humildad, que significa “pegado a la tierra”. Un cristiano humilde, es decir, “pegado a la tierra” reconoce sus limitaciones y debilidades y usa su buen juicio para formar una opinión de sí mismo adecuada, para obrar en bien de los demás, según Dios. ¿Eres soberbio o humilde?
Cántico:
Tú eres el Alfarero
//Tú eres el alfarero,
que con Tus manos
me has transformado//;
y mientras pasan los días,
pasan los años, más Te venero;
//rompe mi cántaro, rompe mi copa,
rompe mi vida y hazla de nuevo//.
Oración
Dios, enséñame a ser humilde como lo fue Jesús. Reconozco en mí, algo de soberbia y deseo cambiar. De Ti dependo, y en Ti busco refugio, no me desampares. Perdona mi pecado y guíame a hacer el bien a los demás. Amén.
Oportunidad de la semana
Todas las mañanas, antes de comenzar la faena del día y antes de acostarte, lee y reflexiona en Colosenses 3.12-17. Considerando los desafíos que presenta la lectura, eleva una oración al Señor pidiendo fortaleza para cumplir Sus propósitos. Se busca alcanzar, que el texto sagrado transforme poco a poco tus pensamientos, actitudes y sentimientos, según la voluntad de Dios.