¿Me estás escuchando?
Semana 28
Hechos 3.5-7 (RVC) «5 El cojo se les quedó mirando, porque esperaba que ellos le dieran algo,6 pero Pedro le dijo: «No tengo oro ni plata, pero de lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda!» 7 Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó, ¡Y al momento se le afirmaron los pies y los tobillos!»
Temprano en mi matrimonio mi esposa se dio cuenta que había momentos en los que si me hablaba no la iba a escuchar… particularmente si estaba sumamente enfocado en una película en la televisión o algo parecido. Creo haber escuchado la historia de que en algún momento habló como por cinco minutos explicando cómo se iba a mudar para África al día siguiente y cómo iba a vender el carro y los muebles esa noche o algo parecido, solamente para que al final de su discurso yo contestara con un “ajá” o algo parecido. Entonces, entendió que tenía que primero apagar la fuente de lo que sea que me tuviese enfocado, entiéndase el TV y entonces preguntarme: “¿Me estabas escuchando?”. Por supuesto, que en algún momento traté de dar una respuesta con sentido, pero solamente logré quedar en el banco de los acusados, la verdad es que no había estado escuchando.
El mayor reto en una relación es la comunicación. Necesitamos escuchar primero, necesitamos primeramente buscar entender al otro o la otra, para luego hacernos entender. La regla en las relaciones humanas debería ser: “Escucha, primero escucha bien, luego de eso escucha y después de eso quizás entonces… escucha un poco más”. Pero a veces estamos preparando nuestra respuesta aun antes de que la otra persona haya terminado. Necesitamos escuchar con detenimiento, con paciencia, con amor, con empatía. Amar como Cristo, implica escuchar como Dios escucha. Ese es el ejemplo que debemos imitar.
Escuchemos con toda nuestra atención, con nuestros ojos, con nuestros gestos, con nuestro entendimiento. Entonces, estaremos fortaleciendo las vías de comunicación que tanto necesitamos. Pensemos en el cojo de la historia bíblica, mirando a Pedro y a Juan, esperando que ellos le dieran algo. Estaba bien atento, concentrado, enfocado, esperando algo. Debemos buscar escuchar de esa manera, esperando recibir algo muy preciado, algo de valor. No hay asunto de más valor que una sana comunicación. Decidamos de hoy en adelante escuchar con la misma intensidad y disponibilidad con que Dios nos escucha, es lo que nosotros deseamos más que nada: ser escuchados. Así mismo es lo que las demás personas desean más que nada, ser escuchados. Imitemos lo bueno siempre.
CÁNTICO
Escucha Señor mi Oración
Escucha Señor mi oración, considera mi pensamiento;
Atiende a la voz de mi clamor, mi Rey y mi Dios,
Porque a Ti oraré, oirás mi voz de mañana;
Oh, Dios, de mañana me presentaré ante Ti y esperaré…
Oración
Amado Dios, permítenos aprender de Ti, y que de la misma forma que Tú nos escuchas y nos atiendes, así mismo podamos escuchar y atender a las demás personas, en el nombre de Cristo Jesús. Amén.
Oportunidad de la semana
¿Estas escuchando a los demás? Examinemos nuestra comunicación con los demás miembros de nuestro hogar. ¿Estás procurando entender primero al otro o la otra cuando te comunicas con él o ella? ¿Cuándo fue la última vez que de verdad escuchaste?