Altar familiar – 30 de mayo
Rvdo. Juan R. Berríos Velázquez
Pastor ICDC Ceiba Carmelita
Región 4
La metamorfosis de la pandemia…
Lectura del Salmo 95.1-3 (NTV)
“¡Vengan, cantemos al Señor! Aclamemos con alegría a la Roca de nuestra salvación.
Acerquémonos a El con acción de gracias, Cantémosle salmos de alabanza, porque el Señor es Dios grande, un gran Rey sobre todos los dioses”.
Cántico de alabanza: “Venimos ante Ti Señor”
// Venimos ante Ti Señor con corazones sinceros llenos de alabanza y adoración. //
// Porque Tú eres Rey de Reyes, Señor de Señores, Tú eres digno que todos te adoren. //
Oración de acción de gracias para afirmar la presencia del Señor
Lectura del Salmo 51.1-4a, 7 (NTV)
“Ten misericordia de mi, oh, Dios, debido a tu amor inagotable; a causa de tu gran compasión, borra la mancha de mis pecados. Lávame de la culpa hasta que quede limpio y purifícame de tus pecados. Pues reconozco mis rebeliones; día y noche me persiguen. Contra ti y solo contra ti he pecado; he hecho lo que es malo ante tus ojos. Purifícame de mis pecados, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve”.
Oración de confesión y arrepentimiento
Cántico para afirmar el perdón de Dios: “Soy feliz, Jesús me libertó”
// Soy feliz, Jesús me libertó // oh gloria, Aleluya, Cristo me salvó.
/// Soy feliz, Jesús me libertó // oh gloria, Aleluya, Él me libertó.
Lectura del Evangelio de Marcos 6.56 (NTV)
“Por donde iba, fueran aldeas, ciudades o granjas, le llevaban enfermos a las plazas. Le suplicaban que permitiera a los enfermos tocar al menos el fleco de su túnica, y todos los que tocaban a Jesús eran sanados”.
Oración de intercesión:
- Por las peticiones de oración de nuestras congregaciones y del Nivel Central.
- Por las personas sin hogar, por los presos.
- Por los enfermos del COVID 19 y sus familiares.
- Para que Dios conceda sabiduría a la ciencia de tal manera se pueda desarrollar prontamente una vacuna.
- Por los trabajadores de la salud.
- Por las personas en los hogares de ancianos, en los hospicios, en las salas de emergencia.
- Por quienes están a punto de perder la esperanza.
- Por los proyectos del Nivel Central, nuestro Pastor General, el Cuerpo Ministerial y personal de apoyo administrativo y familiares.
- Por todos los ministros/as de nuestra tierra y familiares, para que Dios nos conceda Su paz en medio de este tiempo.
Lectura de la epístola de Santiago 1.2-3 (TLA)
“Hermanos en Cristo, ustedes deben sentirse muy felices cuando pasen por toda clase de dificultades. Así, cuando su confianza en Dios sea puesta a prueba, aprenderán a soportar con más fuerza las dificultades”.
Reflexión: La metamorfosis de la pandemia…
Cuenta la historia de un hombre que quiso ayudar a una mariposa en proceso de formación. Mientas observaba detenidamente el proceso de metamorfosis de la mariposa, se dio cuenta, que la crisálida o capullo tenía una pequeña fisura. Observaba cómo, a duras penas, la mariposa se esforzaba para que su cuerpo saliera por aquel pequeño agujero de la crisálida. Al cabo de varias horas, aquel buen samaritano se dio cuenta que la mariposa no lo iba a lograr. No podría avanzar más de lo que había logrado. Era lo que pensaba. De manera que, decidió ayudarla. ¿Saben lo que se le ocurrió? Tomó una tijera y cortó el resto de la crisálida o capullo para que la mariposa pudiera salir con facilidad. Efectivamente, la mariposa salió, pero su cuerpo estaba atrofiado, era muy pequeño y tenía las alas aplastadas. Aun así, pensaba que, en cualquier momento, aquella mariposa atrofiada abriría sus alas de par en par, las agitaría para que fueran capaces de sostener todo su cuerpo, un cuerpo que iría tomando forma, pero nada de eso ocurrió. En realidad, la mariposa pasó el resto de su vida arrastrándose, con un cuerpo deforme, con alas atrofiadas. Nunca fue capaz de volar. Lo que aquel buen intencionado hombre desconocía era que ese capullo apretado y el esfuerzo necesario para que la mariposa pasara a través de esa pequeña abertura, era el modo por el cual Dios hacia que el fluido del cuerpo de la mariposa llegara a las alas. De forma tal, que tan pronto saliera del capullo estuviera lista y libre para volar.
Algunas veces el esfuerzo, la perseverancia y la confianza en Dios es lo que necesitamos en nuestras vidas para literalmente volar. Es lo que necesitamos para ser libres y echar alas, superar la adversidad, desarrollar anticuerpos espirituales, mentales y emocionales para enfrentar todo desafío o adversidad. Para vivir sin ningún tipo de miedos, inseguridades e incertidumbre. Para enfrentar y vencer todo obstáculo que se interponga. Si Dios nos permitiera pasar a través de nuestras vidas sin ningún tipo de obstáculos, sin ningún tipo de pruebas, sin dificultades, sin ningún tipo de problemas, situaciones difíciles, tal vez seríamos las personas más infelices del mundo. Seríamos lisiados como la mariposa de nuestra historia. Seríamos personas espiritual y emocionalmente atrofiadas. Estaríamos arrastrándonos ante cualquier desafío, prueba a o adversidad. No tendríamos tal vez la fuerza, el carácter y la voluntad que podríamos haber tenido, y nunca, escuche bien, nunca podríamos volar. En ocasiones, nos preguntamos: ¿por qué Dios permite que pasemos por tribulaciones, pruebas y dificultades? ¿Por qué, Dios? ¿Por qué a mí? ¿Por qué a mi familia? ¿Por qué esto? ¿Por qué aquello? ¿Por qué esta pandemia? ¿Por qué un Dios bueno y misericordioso permite injusticias, barbaries, calamidades contra gente inocente, gente buena, niños y personas indefensas? Si somos sus hijos e hijas, ¿por qué tantas dificultades, tribulaciones, angustias? Nadie, absolutamente nadie, está inmune y exento de pruebas, tribulaciones, dificultades de la vida. Lo que en todo caso significa iglesia, es que, aunque no estemos exentos de problemas, pruebas y adversidades, el amor incondicional de Dios nos ayudará para bien cualquiera que sean las circunstancias. El apóstol Pablo lo afirmó en Romanos 8.28: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a sus propósitos son llamados”. Ahora bien, Dios siempre demandará esfuerzo, perseverancia y confianza en Él para poder echar alas y volar ante toda prueba o problema.
Aquel buen ser humano que “quiso hacerle un favor a la mariposa” cortando el capullo para que no pasara trabajo lo que hizo fue malograrla, atrofiar sus alas, condenarla a ser una mariposa rastrera por el resto de su vida. Las mariposas son para surcar los cielos, volar, no para arrastrase. Si Dios nos permitiera tener una la vida sin ningún tipo de problemas, obstáculos, sin ningún tipo de pruebas, sin dificultades, sin ningún tipo de situaciones difíciles, seríamos las personas más infelices del mundo. Tal vez seríamos lisiados como la mariposa de nuestra historia. Seríamos personas espiritual y emocionalmente atrofiadas. Estaríamos arrastrándonos ante cualquier desafío de la vida. La metamorfosis de una mariposa nunca será posible, sino hasta completar todo el proceso natural. Ese proceso no se puede interrumpir, no se puede adelantar. No se puede brincar etapas. A la mariposa de nuestra historia no se le podía evitar ni evadir el dolor que ejercía la presión del capullo sobre la oruga. Esa presión tenía una razón de ser: hacía posible que fluyeran los fluidos hacia las alas para completar su desarrollo, de forma tal, que cuando la mariposa estuviera libre y fuera de la crisálida, pudiera volar y tener unas alas suficientemente fuertes para sostener todo el peso de su cuerpo.
Dios nos invita a esperar y someternos a los procesos de la vida, aunque impliquen pruebas, adversidades y problemas. Cuando pasemos por todo tipo de adversidades, nos exhorta a esperar y a sentirnos felices porque saldremos más fortalecidos. Nuestra confianza en Dios está siendo puesta a prueba. Aprenderemos a volar y superar con mayor facilidad las pruebas. La pandemia COVID-19 ha sido como si estuviéramos dentro de una oruga, encerrados en nuestros hogares por más de dos meses. Han sido tiempos difíciles, de ansiedad, carencias, miedo, incertidumbre, pérdidas. Dios hoy nos exhorta a esperar y confiar en Él y someternos a los procesos de la vida, aunque impliquen pruebas, adversidades y problemas. Tengo la fe en Dios y la firme convicción que con la ayuda de Él y la de nuestros familiares y amigos podremos transformar la metamorfosis de la pandemia en una de resistencia, fortaleza y esperanza. Así, nos ayude Dios.
Oración final
Dios amado, gracias porque en medio de las pruebas, circunstancias y el tiempo que nos ha tocado vivir, nos fortaleces e impartes Tu paz sobrenatural que el mundo no pueda dar. Gracias porque nuestra fe y confianza en Ti nos ayuda a soportar toda clase de dificultades y, aun en medio de ellas, nos impartes gozo. Gracias porque el esfuerzo, la perseverancia y la confianza en Ti nos permitirá transformar, sobreponernos y echar alas para ser libes y superar toda clase de adversidad. En Jesucristo, Señor y Salvador nuestro, te lo pedimos con acción de gracias. Amén.