¡Altar de vida!
6 de marzo de 2015
«Anda, recorre la tierra a lo largo y a lo ancho, porque yo te la estoy entregando. Entonces Abram levantó su campamento y se fue a vivir a Hebrón, junto al bosque de Mamré. Allí construyó un altar para adorar a Dios». Génesis 13.17-18 (TLA)
Después de la contienda entre los pastores de ganado de Abram y Lot, el primero tomó la iniciativa de paz entre ellos: «Tú y yo no debemos pelearnos, ni tampoco mis pastores y tus pastores, pues somos parientes».
Ante la provisión, «hay tierra para todos», optaron por la selección de nuevos caminos entre izquierda y derecha. Después de la separación por acuerdo, Dios habló y reiteró Su pacto a Abram: «allí donde estás, levanta la vista y mira hacia todos los puntos cardinales. Voy a darte toda la tierra que alcances a ver. Para siempre será tuya y de tus descendientes».
En evidencia queda la mirada de codicia de Lot sobre el valle, frente al llamado divino a Abram a mirar hacia todos los puntos de la tierra. Por un lado, un conflicto que resultó en una jornada de nuevos caminos. Por otro lado, Dios reafirmó Su promesa ante la obediencia humilde y de fe de Su siervo. Ante la justicia de Dios, no existe mejor respuesta al cielo que la edificación de un altar. «Allí construyó un altar para adorar a Dios».
La justicia de Dios en Abram se extiende hoy a cada uno de nosotros, a través del testimonio y sacrificio de Cristo. Asumamos con humildad nuestro deber de obrar con justicia en Su nombre. ¡Construyamos altares de vida ante la presencia de nuestro Señor, en respuesta a la acción de amor del cielo! «Por eso, hermanos míos, ya que Dios es tan bueno con ustedes, les ruego que dediquen toda su vida a servirle y a hacer todo lo que a Él le agrada. Así es como se le debe adorar».
Oración
Señor, aceptamos con humildad la manifestación de Tu bondad en palabras de promesas. Nos ofrendamos en adoración consciente ante Tus actos de amor y justicia. Caminamos en fe al amparo de Tu voluntad. En el nombre de Aquel que es Camino, Verdad y Vida; Jesucristo el Señor. Amén.
Autor: David Cortés