A una sola voz
22 de septiembre de 2016
“Que el Dios que infunde aliento y perseverancia les conceda vivir juntos en armonía, conforme al ejemplo de Cristo Jesús, para que con un solo corazón y a una sola voz glorifiquen al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 15.5-6 NVI).
Una de las ramas más importantes y maravillosas de la música, es la armonía. El término armonía viene de “armozo” en griego, y quiere decir ajustarse, conectarse, unión y acuerdo. Se define como la combinación de diferentes sonidos que son emitidos simultáneamente, en algo único y agradable, por medio de la formación de acordes. La armonía se logra debido al movimiento de las notas. Es perfecta cuando se consigue un equilibrio o adecuada proporción de los sonidos.
Sin la armonía, la música no sería nada, pues los sonidos son simples vibraciones mecánicas que se trasmiten en forma de ondas a través del aire. Los sonidos los podemos percibir gracias al maravilloso órgano del oído. Cada sonido tiene su propia identidad, que es su frecuencia. Y lo que hace que sean tan significativos y lleven un mensaje al alma, es la armonía.
Así somos los creyentes, distintos. Tenemos distintas maneras de pensar. Cada uno tiene su propia canción, así nos hizo Dios, únicos. Pero el plan de Dios siempre ha sido que podamos caminar juntos logrando la armonía. El Espíritu Santo es, como la armonía en la música, el único capaz de hacer que podamos lograr que nuestra convivencia sea una bella canción. Una canción cuyo único propósito sea glorificar el nombre de Dios y engrandecer su reino. Es éste el que puede poner en nosotros el mismo sentir del cual habla el apóstol Pablo a los Romanos, provocando que podamos aceptarnos como Cristo nos aceptó y tolerarnos los unos a los otros, de manera que no busquemos nuestro propio bien, sino engrandecer el nombre de Dios.
Oración
Amado Dios. Te doy gracias, porque un día me recibiste a pesar de mis muchos defectos y me llenaste de Tu presencia, poniendo en mi alma una nueva canción. Te pido que me ayudes a vivir en la armonía de Tu espíritu para que yo pueda por gracia dar de lo que por gracia he recibido. Y que en amor levante los brazos del caído, para que juntos engrandezcamos Tu santo Nombre. Amén.
Autor: Rvda. Migdalis Acevedo