A la deriva

30 de agosto de 2016

Hechos 27.13-44

«Por muchos días no se dejaron ver ni el sol ni las estrellas y con la gran tempestad que nos azotaba habíamos perdido ya toda esperanza de salvarnos» (Hechos 27.20 DHH).

 

Salí del rumbo a un hospital en Hialeah, a visitar clientes.  Las instrucciones del GPS comenzaron a parecerme extrañas.  Cuando llegué al destino, estaba en un barrio que no “pintaba” bien.  Salí de allí, lo más rápido que pude, para buscar nuevas instrucciones.  Finalmente, llegué al sitio correcto.

La travesía del apóstol Pablo hacia Roma terminó en naufragio.  Al no seguir sus recomendaciones de permanecer en puerto, se enfrentaron a una tormenta que los arrastró hasta la isla de Malta.  Para salvarse, arrojaron la carga al mar.

Esos datos históricos apuntan a realidades de vida para personas del siglo 21.  Tenemos hoy toda una gama de instrumentos y aplicaciones de localización geográfica.  Estas nos dicen dónde estamos, donde se tomaron las fotos que colgamos en las redes sociales y cuán cerca estamos de amigos en nuestra lista de contactos.

A pesar de toda esta información reveladora, se puede vivir en eclipse total de luz divina y en ausencia de esperanza…  No es el “status” que queremos presentar en las páginas de las redes sociales.

No tiene que ser así. Cristo, la luz del mundo, prometió que quien lo siga no andará en tinieblas (Juan 8.12).

¿Estás desesperanzada, en oscuridad, sin saber dónde estás y hacia dónde dirigirte espiritualmente?  Hay una iglesia cristiana evangélica, entre ellas una Discípulos de Cristo, cerca de ti que puedes visitar.  Te hará mucho bien.

 

Oración

Padre, oro por aquellas personas muy sociales, con muchos amigos cibernéticos o reales, pero en la más terrible soledad y oscuridad.  Que puedan recibir Tus instrucciones y cambiar su rumbo.  Amén

Autor: Rvda. Patria Rivera