Tenemos que rendirnos ante la gloria de Dios
11 de noviembre de 2017
«4Confesarte han, oh Jehová, todos los reyes de la tierra, Cuando habrán oído los dichos de tu boca. 5Y cantarán de los caminos de Jehová: Que la gloria de Jehová es grande. 6 Porque el alto Jehová atiende al humilde; Mas al altivo mira de lejos.» Salmo 138.4-6 (RV)
Grandes son las maravillas y la salvación que Dios hace en beneficio de Su Pueblo. Por eso, al salmista le sale del corazón un grito de alabanza y gratitud. También dice que, cuando las naciones que no le conocen escuchen sobre lo que Dios ha hecho, no tendrán otra opción que confesar Su nombre y cantar sobre los caminos de Jehová. Lo reconocerán y alabarán porque se harán conscientes de que solo la gloria de Jehová es grande. Muchos reyes de las naciones en nuestro tiempo se sienten engrandecidos de poder y se piensan así mismos como si fueran dioses, seducidos por la soberbia y altivez. Sus glorias y victorias las adjudican a su poder político, militar y económico. No reconocen la intervención de Dios sobre la Tierra y la historia. No obstante, realmente solo Dios es Dios y nosotros somos criaturas débiles y frágiles que tenemos que depender de Él. Hay reyes humanos que se creen invencibles. Sin embargo, la realidad es que ningún poder humano es más fuerte que Dios. Hacemos planes, pero se tornan en nada frente al poder de Dios. La fuerza de la misma naturaleza desvanece sus planes y les muestra su fragilidad. Sin embargo, llegará el momento en que todos los reinos reconozcan Su señorío y lo alaben por Sus proezas. Dios se complace en el humilde y lo exalta porque reconoce su pobreza frente Dios. Ante el orgulloso y soberbio, Dios se mantiene de lejos y a mi juicio permite que tropiecen y caigan. Todos los humildes de la tierra que reconocen el señorío de Dios alábenlo, porque Él se complace en su alabanza.
Oración
Señor, grandes es Tu poder y las maravillas que obras diariamente en beneficio de Tu Pueblo. Permite que desde nuestro corazón siempre brote un cántico de alabanza a Tu Nombre porque eres el Señor de la vida y la historia. Amén.