Cualquier persona

25 de agosto de 2017

2 Crónicas 6-8

 

«Escucha entonces toda oración o súplica hecha por cualquier persona, o por todo tu pueblo Israel, que al ver su desgracia y dolor extienda sus manos en oración hacia este templo».  2 Crónicas 6.29 DHH

 

Nuestra constitución establece un orden de jerarquía para señalar quien ocupará el cargo de gobernador cuando este se ausenta o viaja fuera del país.  Quien lo sustituye tiene el mismo poder.

2 Crónicas 6 es una joya.  Detalla la oración de Salomón el día que se dedicó al Señor el templo recién construido.  Le pide a Dios que oiga cuando, después de pecar contra Dios (detalla varios escenarios), desde el templo se levante una oración.  El verso 29 establece que esa oración la puede hacer cualquiera del pueblo.  ¡Insólito para aquel tiempo!

La verdadera democratización de acceso al Padre la perfeccionó Jesús.  En su muerte, el velo del templo se rasgó de arriba abajo.  Ahora el lugar santísimo del templo quedaba expuesto, accesible y libre del misterio y riesgo de muerte para el que entraba allí.

Es por eso, que podemos vivir en diálogo profundo y verdadero con el Padre.  No necesitamos templo ni título teológico que nos garantice acceso a él.  Solo nuestro corazón, contrito y humillado, envuelto en el manto de la petición, “hágase Tu voluntad”.  Es un privilegio espectacular con autorización de uso en cualquier momento, incluyendo después de haber pecado.  Si clamamos desde el pozo de la desesperación, Él nos escucha.  ¡Gloria a Dios!

Es común y hasta bueno que le pidamos a alguien que pensamos es más espiritual (algo erróneo) que ore por nosotros si estamos en una situación de profunda necesidad o si nos sentimos alejados del Padre.  Pero Dios escucha la oración personal de nuestro dolido corazón.

 

Oración

Gracias Padre, porque podemos regresar a Ti a través de la oración y el clamor desde nuestro corazón.  Amén.