Recordemos y seamos fieles
16 de mayo de 2017
«Entonces yo les respondí: No se alarmen. No les tengan miedo. El Señor su Dios marcha al frente de ustedes y combatirá por ustedes, tal como vieron que lo hizo en Egipto y en el desierto. El Señor su Dios los ha tomado en sus brazos durante todo el camino que han recorrido hasta llegar a este lugar, como un padre que toma en brazos a su hijo». Dt 1.29-31 (DHH)
Deuteronomio significa, literalmente, segunda ley, pero su sentido en el texto es la repetición de la ley para la nueva generación que entrará a la tierra prometida. Moisés en su discurso de despedida al pueblo hace un recuento histórico de momentos difíciles para: (1) advertir que no cometan los mismos errores de sus padres y sean fieles a Dios; (2) recordar el continuo acompañamiento de Dios en medio de su caminar por el desierto, (3) insta a no tener miedo, dando ánimo y esperanza para entrar a Canaán. Les recuerda que Dios es veraz y habiendo hecho pacto con sus antepasados y por ende con ellos cumple Sus promesas. El Dios grande y todopoderoso es también sensible, ha guiado y sostenido al pueblo como un “padre que toma en brazos a sus hijos”. Ahora, ante los nuevos desafíos que vivirán, tampoco les dejará. Esta imagen del padre deja ver la ternura, amor y cuidado maravilloso de Dios. Ante tanto amor y cuidado la respuesta de Su pueblo solo debe ser una de seguridad, fidelidad y compromiso con el Padre de todos.
Hay personas que viven diciendo que todo tiempo pasado fue mejor, viviendo en desesperanza e ignorando las oportunidades del presente. Otros viven el presente y la inmediatez cometiendo errores que se pueden evitar, pero no toman en cuenta las experiencias pasadas. Ambas actitudes son peligrosas y pueden traer situaciones problemáticas para el presente y el futuro. La Iglesia del Señor está llamada a recordar el cuidado de Dios en el pasado y a observar el presente reconociendo que Dios como “Padre bueno” está con Su pueblo. Las vivencias de ayer y sus lecciones aprendidas nos ayudan reconocer quién es Dios, a crecer en la fe y a trabajar el presente para enfilarnos a un futuro mejor y de esperanza. Sí, podemos afirmar que estamos seguros en los brazos del Padre.
Oración
Dios y Padre nuestro, gracias por tu continuo cuidado. Perdona cuando en situaciones difíciles lo que vemos es el problema, no recordando Tus promesas y los cuidados pasados. Gracias por Tu acompañamiento en la vida. Fortalécenos y ayúdanos a recordar que “Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que lo temen” (Salmo 103.13). Amén.