¿En serio?
Semana 36/ 4 de mayo de 2017
Marcos 6.37
«… Denle ustedes de comer… ¿Quieres que para alimentar a tanta gente vayamos y compremos pan por el equivalente a un mes de trabajo de todos nosotros?»
En una ocasión le dije a mi hija adolescente que no asistiría a una actividad que deseaba participar. Su respuesta fue: “¿En serio?“ Con el “tono” que lo dijo, entendí que puso en duda lo dicho por su padre. En las conversaciones del diario vivir, es común oír de vez en cuando la aseveración “¿en serio?”. Estas palabras tienen un doble significado, demostrar seriedad y poner énfasis en lo que dicen o hacen y, por otro lado, dudar sobre lo que otra persona ha dicho o afirmado. La Biblia no está ajena a este tema. En una ocasión, Jesús estaba enseñando a una gran multitud que le siguió y, al oscurecer, sus discípulos le dijeron: “Despide a la gente para que vayan a comprar pan, porque no tenían que comer. Jesús les respondió: denle ustedes de comer. ¿Qué vayamos y compremos pan por doscientos denarios y le demos de comer?” “¿En serio?” La respuesta de los discípulos, y con el “tono” que lo dicen, manifiesta dudas al desafío que Jesús le proponía. Pusieron en tela de juicio su palabra, su capacidad; incluso, ellos mismos dudaron de lo que eran capaces a través de Jesús. ¿Cuál es tu respuesta a los desafíos de Dios a tu vida? ¿Echar a un lado el orgullo, el resentimiento, entre otros? ¿Qué reclamos Jesús hace a tu persona para mejorar las relaciones interpersonales con tu esposa(a), hijos(as), en tu trabajo, en la iglesia…? ¿Cuál es tu respuesta?, “¿En serio?” ¿O aceptas el desafío de moverte al cambio? ¿Dudas de lo que Dios puede hacer en tu vida?
Cántico
Todo es posible si puedes creer
//Todo es posible si puedes creer//.
Tu fe mueve la mano de Dios;
fe en Su Palabra viva.
Todo es posible, si puedes creer.
Oración
Señor, en ocasiones dudo, y me cuesta trabajo entender Tus reclamos a mi vida y el negarme a mí mismo y dejar aquellas conductas, actitudes, pensamientos y sentimientos que malogran mi vida y las de mis semejantes. Digo como el salmista, «Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu recto dentro de mí». Enséñame y fortaléceme para tomar la cruz y seguirte. Amén.
Oportunidad de la semana
Con una actitud de honestidad y humildad, escribe una lista de aquellas áreas a mejorar que sabes, por conciencia, no están correctas delante de Dios. Anota cuál sería el reclamo y desafío de Dios a tu vida en cada una de ellas. Todas las mañanas, ponlas en oración delante del Señor e inicia el día esforzándote por hacer lo correcto.