25 de abril de 2017
Seis años sembrarás tu tierra, y seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos. Pero el séptimo año la tierra tendrá descanso, reposo para Jehová; no sembrarás tu tierra, ni podarás tu viña. Levítico 25:3-4
El Sabbat era un tiempo especial de descanso diferente a cualquier otro día. Dios le había dado seis días para trabajar al pueblo de Israel y uno para que honraran a Dios. El pueblo sabía que humanamente era imposible mantener un ritmo acelerado de vida sin el descanso necesario. Había límites a su energía, y al reconocer esas limitaciones honraban a Dios.
El día de descanso comenzaba cuando se ponía el Sol, en ese momento la familia se reunía y disfrutaban de un tiempo de oración, comida y diálogo. Era un momento de deleite en la presencia de Dios y de los demás. Al llegar la hora de acostarse, la familia descansaba en la protección del pacto de Dios. Con el tiempo, este día fue reemplazado por inflexibles reglas de sábado. El día que Dios había dado como respiro del trabajo se convirtió simplemente en otro tipo de trabajo.
Dios nos proveyó este día como regalo restaurador para nuestras vidas. El no tenía la intención de que la vida fuera solo trabajo. El Sabbat era para que nunca olvidemos que es la vida y a quien le pertenece. Sin embargo, nuestra exigencia por producir y no perder tiempo le ha restado tiempo al espacio que Dios nos dio para deleitarnos en El y con los demás. Solo nosotros reconocemos la diferencia entre el trabajo y el descanso.
El Sabbat es la manera de Dios decirnos “¡DETENTE! Observa tus límites, No te quemes”. Cada día de descanso Dios nos brinda la oportunidad de mirar a los ojos de aquellos a quienes amamos. Saquemos tiempo para amar y ser amados. No dejemos que el reloj y la urgencia nos quiten este tiempo hermoso. Dios nos llama a confiar en El mientras nos deleitamos en su descanso.
Oración
Buen Dios, te damos gracia por darnos un día de descanso para deleitarnos con tu presencia y la de nuestros seres amados. Te pedimos que no nos dejes caer en la tentación de no reconocer entre el trabajo y el descanso. Ayúdanos a realizar altos en nuestras vidas cuando no reconozcamos nuestros límites. Y sobre todas las cosas, bríndanos siempre la oportunidad de mirar a los ojos de nuestros seres amados. Te pedimos estas cosas en el nombre de Jesús. Amén.