Sana enseñanza
23 de diciembre de 2016
Lo que digas debe estar siempre de acuerdo con la sana enseñanza. Tito 2.1 (DHH)
El apóstol Pablo comisionó a Tito para que organizara y dirigiera la iglesia que se formó en Creta. Éste era un lugar muy peculiar. Algunas personas tenían costumbres muy encontradas con la enseñanza cristiana y exhibían un comportamiento muy desagradable, criticado incluso por uno de sus poetas… Desde luego, ese era el campo de acción que había que arar para sembrar la buena semilla de la Palabra. Como líder y pastor, Tito tenía que ejercer cuidado para demostrar que lo que decía y hacía no era mutuamente excluyente, sino en consonancia con la sana enseñanza.
Siempre hay una relación directamente proporcional entre lo que decimos y lo que creemos. Jesús dijo: “de la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12.34). Esto nos plantea la responsabilidad y cuidado de la nutrición espiritual. Es necesario apartarnos de la “comida chatarra” espiritualmente hablando, y alimentarnos correctamente, para que nuestro “rendimiento” sea el óptimo. Requiere disciplina, esfuerzo y dedicación. Los resultados, siempre que actuamos así, son excelentes.
Muy posiblemente no estamos a cargo de organizar y dirigir una iglesia, pero estamos a cargo de la embajada divina de la reconciliación. Es el ministerio que el Señor ha puesto en las manos de cada creyente. Significa que lo representamos cuando estamos en el ambiente protegido entre creyentes, pero más cuando estamos fuera de ese ambiente… No somos creyentes el domingo en la mañana. Somos cristianos 24/7. Lo que decimos y hacemos, tiene repercusiones.
¿Cuando hablamos, los demás reconocen que demostramos lo que decimos creer?
Oración
Padre bueno, gracias por la sana enseñanza de Tu Palabra. Es ella la que nos inspira y moldea. Queremos evidenciar Su acción en nuestra vida cada día. Gracias por Tu Santo Espíritu que nos guía para lograrlo. Amén.
Autor: Luis Montañez