¿Otro evangelio?
31 de octubre de 2016
Si alguien llega a ustedes predicando a un Jesús diferente del que les hemos predicado nosotros, o si reciben un espíritu o un evangelio diferentes de los que ya recibieron, a ése lo aguantan con facilidad. 2 Corintios 11.4 (NVI)
Me sorprende el atractivo que puede haber para algunas personas en cuanto a vertientes o variantes de un evangelio no centrado en la figura de Cristo. Me sorprende, aunque siempre ha ocurrido.
Pablo lo expresa con consternación, pero enérgicamente. Los corintios que tanto amaba, se decantaban embelesados, con lo que él mismo llamó súper apóstoles. Pareciera que lo escribió esta mañana. Ese canto de sirena súper apostólico, lo escuchamos todavía hoy. Lamentablemente hay oídos que lo reciben y lo disfrutan.
El evangelio es sencillo. No necesita adornos de creación humana. Isaías 53 presenta a Cristo sin belleza para que lo deseemos por lo que es, por su amor y por lo que hizo por nosotros. Jesús presenta a Juan el Bautista como el más grande de los profetas, aunque era sencillo y nunca realizó un milagro. (Juan 10.40-42) La grandeza está en la humildad y la sencillez. Es lo que motivó el hermoso himno de Filipenses 2 en el cual se describe la grandeza de la humillación de Cristo.
¿Cuál es el modelo entonces, de vertientes que enfatizan todo lo contrario? Claramente no es el de Cristo, aunque se pretenda lo contrario.
Como dijo Pablo: “mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra fe.” Significa que no podemos dejar de lado los fundamentos básicos que nos sostienen por aquello que está de moda, establecido por ganancia personal.
Oración
Gracias Señor por la inspiración que diste al apóstol Pablo para alertarnos de los peligros de lo que no es fundamental y correcto. Ayúdanos a permanecer firmes y sin fluctuar en esta hermosa carrera cristiana. Amén
Autor: Luis Montañez