Acusado
27 de agosto de 2016
«Pues me parece absurdo enviar un preso y no decir de que está acusado» (Hechos 25.27 DHH).
Mientras ni nieto de cuatro años (en aquel momento) estaba en la cocina de su casa, se rompió un vaso. Su padre, le dijo: ¿por qué rompiste eso? Él contestó: papá, ¿tú me viste? ¿Cómo sabes que fui yo?… Ser acusado falsamente, provoca indignación y molestia.
Pablo manejó una situación en extremo difícil. Lo acusaron falsamente. Lo encadenaron, vieron su caso y lo enviaron al César, por petición propia, amparado en la ley romana. Buscaba evitar un juicio injusto o la muerte, antes de llegar al tribunal, a manos de los judíos acusadores… Se cumplió, de manera no planificada, su deseo de llegar a Roma.
Gracias a los medios digitales, hay una proliferación de información 24/7. Existe la tendencia a validar la veracidad de esa información, solo porque aparece en Internet. Un análisis ponderado y sosegado, o por expertos en descubrir alteraciones de fotos, ha revelado la falsedad de lo mostrado. El problema es que no todos los que vieron o leyeron lo falso, acceden luego a lo correcto… La “acusación” se queda flotando en el espacio y en la mente de muchos. Se inflige así mucho daño.
Aunque Jesús dijo que seríamos bienaventurados al ser acusados falsamente (Mateo 5.1), no deja de causar dolor si nos acusan de esa forma. Nuestra vida intachable es lo que calla la boca de nuestros acusadores. Cuando se desenmascara la falsa acusación, el Evangelio brilla.
¿Te han acusado falsamente? Mantente firme y honrando a Cristo el Señor, como lo hizo Pablo.
Oración
Es hermoso Señor, contar con la gracia de tu Espíritu. Danos la fuerza de permanecer firmes en los momentos de injusticia, para que Tu nombre sea exaltado siempre. Amén.
Autor: Rvda. Patria Rivera