¿Por qué lloras?
22 de julio de 2016
«Jesús le dijo: ¿Mujer, por qué lloras? ¿A quién buscáis? Ella pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré» (Juan 20.15).
Cuando una persona está llorando, siempre llama la atención. ¿Por qué lloras? Las lágrimas son la expresión de dolor del alma. Y este es un dolor muy difícil de tratar. Conocemos como controlar un dolor físico, porque tenemos medicamentos para todas las partes del cuerpo. En cambio, el dolor del alma pertenece a otra categoría. Usted lo sabe muy bien.
Jesús había muerto y María estaba llorando. Las lágrimas hacían evidente su dolor. Pero, también servían de velo ante sus ojos, pues no podía distinguir la presencia del Señor. Su mirada estaba dirigida al sepulcro. A ella le resultaba difícil hacer la transición. Debía quitar la mirada del sepulcro y ponerla en el Señor.
Con frecuencia sucede, que ante la partida de un ser querido nuestros ojos quedan fijos al ataúd. Sin embargo, debemos recordar que ese es precisamente el momento de arrancar la mirada y recordar que ahí está el cuerpo, pero no la persona. La persona amada está en compañía de nuestro Señor y Salvador. Cuesta mucho desprendernos, la ausencia se hará evidente, los recuerdos estarán con nosotros y sentiremos un gran vacío. Habremos de llorar muchas veces, pero no al punto que no podamos ver la gloria de Dios. Él siempre está presente y le importa nuestro dolor ante cualquier tipo de pérdida. Él permite el espacio para expresar nuestro dolor. Es por eso que le preguntó a María ¿por qué lloras?
Todas tus lágrimas están en el conocimiento de nuestro Señor. El conoce que es un dolor muy especial. Tan especial, que solo Él puede hacerse cargo del mismo.
Oración
Dios que enjugas toda lágrima, gracias porque venciste la muerte con poder y gloria y hoy podemos llorar en esperanza. Consuela a toda persona que haya perdido a un ser amado en estos días. Fortalece su fe y dale paz en Ti. En Jesús, amen.
Autor: Rvda. Patria Rivera