Poder transformador
17 de marzo de 2016
Poder transformador
Les contó otra parábola más: «El reino de los cielos es como la levadura que una mujer tomó y mezcló en una gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa.» (Mateo 13:33 – NVI)
¡Cuán importante era para Jesús dar a conocer Su reino! Como buen maestro, se valió de muchas imágenes para poder ilustrarlo, todas ellas conocidas por Sus oyentes. Vivían en una sociedad donde era común el cultivo de trigo, por lo tanto, la elaboración del pan. En palestina se horneaba en los hogares. ¡Quién no sabía que debía mezclar levadura con harina para hacer pan! La levadura era un trozo de masa fermentada. Y aunque en la mente de los oyentes la fermentación la relacionaban con la putrefacción o con algo malo, Jesús la utiliza. Pudo haberlo hecho con la intención de llamar la atención de los oyentes, para despertar interés y tomar toda su atención. Es entonces cuando Jesús utilizó este evento de la cotidianidad para hablar del poder transformador de Su reino.
Es como si les hubiese dicho: «ustedes saben que cuando se hornea pan sin levadura, éste es seco, duro y de mal sabor. En cambio, cuando le añade levadura el pan es esponjoso, poroso, suave y de buen sabor. Así que la introducción de la levadura produce transformación en la masa. De la misma forma, la introducción del Reino produce transformación en la vida».
¿Por qué el Reino de Dios transforma? Porque está establecido sobre las bases del amor real. Porque éste a su vez provoca que los miembros del Reino se amen con un amor distinto, el amor que viene del Padre. Porque da valor a la persona humana, haciendo de cada uno ellos igualmente valiosos; sean enfermos, viejos, jóvenes, cultos e incultos, ricos o pobres, inteligentes o retrasados. El Reino de Dios no elimina o descarta personas, mayor aún, Jesús tomó a un niño y lo colocó en medio del mismo.
Es por eso que hacemos bien, si orando pedimos: ¡Venga Tu Reino!
Oración: Señor, trae ahora a mi memoria a todas aquellas personas que necesitan conocerte. A mis amigos, a miembros de mi propia casa que viven fuera de tu Reino y que por esa razón sufren. Has que al pensar en ellos yo pueda sentir sus cargas y, a la vez, me vuelque en el empeño de acercarlos a Ti. Que nuestro corazón arda de pasión por la expansión de Tu Reino. Amén.
Autora: Rvda. Patria Rivera