Cumpliendo la voluntad del Padre
6 de abril de 2016
Cumpliendo la voluntad del Padre
«Padre mío, si es posible, pasa de mi esta copa, pero no se haga como yo quiero sino como tú.»
(Mt 26.39)
Jesús celebró la Pascua judía con sus Discípulos, dándole un nuevo contenido. El pan era símbolo de Su cuerpo, la copa era símbolo de Su sangre y de un nuevo pacto. Se trataba, no de evocar la liberación de Israel de la esclavitud egipcia, sino de la liberación de la humanidad del yugo del pecado y de la muerte.
Jesús sabía quién era, a qué había venido, quién le había enviado y cuál era el costo real de su misión redentora: la entrega de Su cuerpo y de Su vida en los brazos de una cruz.
Al oír los Discípulos a Jesús hablar de morir y resucitar, Pedro, impetuoso como era, dijo, osadamente: «Aunque tenga que morir contigo no te dejaré». Y todos los demás, como para no quedarse atrás, «dijeron lo mismo» (Mt 26.35). Pero, cuando llegó la hora de la verdad, Pedro negó a Jesús tres veces y todos los discípulos huyeron despavoridos (Mt 26.55-56).
Jesús, en cambio, se afirmó en su vocación mesiánica, amando a los suyos hasta el fin y cumpliendo la voluntad del Padre.
Oración: Señor, al tomar conciencia de nuestra vocación como cristianos, deseamos afirmarnos en el costo de nuestro discipulado, que padezcamos y muramos con Cristo. En Su nombre oramos. Amén.