300 vs 135,000 = una gran derrota; 300 + el poder de Dios vs 135,000 = una gran victoria

14 de junio de 2017

Jueces 7-8

 

«Entonces Jehová dijo a Gedeón: Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos».  Jueces 7.7a (RV1960)

 

32,000; esa era la cantidad de hombres con los que contaba Gedeón para enfrentar a 135,000 que componían el ejército de Madián.  Dios llamó a Gedeón para que fuera el libertador del pueblo oprimido.  Gedeón no respondió con premura, sino que pidió señal y Dios se la concedió.  Por ello, emprendió su gesta libertadora con valentía y con seguridad, pues Dios había confirmado que estaría con él y le daría la victoria.

32,000 hombres, por más hábiles que fueran, eran pocos para enfrentar a Madián.  No ante los ojos de Dios.  En Él lo poco es suficiente.

Era la costumbre, que antes de ir a la guerra, el ejército fuera consolidado con el propósito de que aquellos a quienes le faltaba valentía o eran débiles, se retiraran.  De esa manera, se salía a batalla con el mejor ejército posible.  Dios instruyó a Gedeón para que escogiera Su ejército dentro del ejército de Israel y solo escogió 300 hombres.  Dentro del plan de Dios, serían suficientes.  De ninguna manera 300 hombres hubieran podido vencer a Madián.  Solo el poder de Dios.  Así que, de esta manera no se verían tentados a jactarse de que la liberación de manos de los madianitas había sido por la fuerza de su ejército.

Israel salió victorioso, porque el poder de Dios era más grande que las circunstancias y los recursos con los que el pueblo contaba.  Su mayor recurso era Jehová Dios de los ejércitos, pero muchas veces lo habían olvidado.  Ese día vieron el mover de Su mano de una manera maravillosa y poderosa.

¿Sabías que Dios es también nuestro mayor recurso?  Como humanos y ante las vicisitudes que enfrentamos, solemos mirar solo lo que tenemos en nuestras manos.  Nos embarga la duda y olvidamos que tenemos un Dios GRANDE.  Porque tenemos a Dios, nuestras victorias nunca dependerán de nuestros recursos o de nuestra fuerza, sino del poder, misericordia, amor y fidelidad de Dios.

Oración

Señor, hoy reconozco que dependo enteramente de Ti.  Que mis fuerzas nunca serán suficientes para enfrentar mis temores, dudas, luchas y soledad.  Te pido que en el día de hoy me levantes y abras caminos de victoria para mí y los míos.  Por ello recibirás toda la gloria.  En el nombre del Cristo victorioso.  Amén.