Sin distinciones

14 de enero de 2017

Santiago 2.1-13

 

«Pero si ustedes le dan más importancia a unas personas, y las tratan mejor que otras, están pecando y desobedeciendo la ley de Dios». (Santiago 2.9 TLA)

Santiago confronta nuestro pensamiento y nuestro hacer.  Nos dice, «si ustedes han confiado en nuestro poderoso Señor Jesucristo», entonces «no deben tratar a unas personas mejor que otras».  Otra versión dice: «con una actitud de favoritismo».  El mensaje de Dios en Santiago reclama una fe responsiva y congruente que ilustre y guíe nuestra conducta.  No se puede afirmar la magnanimidad de Dios en Cristo, y a su vez, favorecer al «vestido con ropa muy fina y con un anillo de oro» sobre «el pobre, vestido con ropa gastada».  Aunque en lo anterior no haya mayores controversias, lo cierto es que, en muchas ocasiones, el sin sentido nos gobierna y son múltiples las ocasiones en donde «atienden mejor al rico y le dicen: Ven, siéntate en el mejor lugar» y al pobre «quédate allí de pie, o siéntate en el suelo».

El asunto aquí no son las economías personales.  Se trata de que unos pocos tienen un mejor lugar porque otros muchos están sentados en el suelo.  El llamado de Santiago a la comunidad dispersa es a la valorización propia, del otro, del nosotros.  Por consiguiente, a la no cosificación del que en Cristo es imagen y semejanza de Dios.  «¿Cómo se atreven ustedes a maltratar y despreciar a los pobres?  ¿Acaso no son los ricos quienes los maltratan a ustedes y los meten en la cárcel?  ¿Acaso no son los ricos los que insultan a nuestro Señor?».

Es imperativo hacer una lectura cuidadosa de nuestros contextos para evitar abrazar aquello que nos destruye.  Cuidado con pensar que la asociación a los poderes intrascendentes son nuestra seguridad.  Santiago dice: «Escúchenme bien, hermanos queridos: Dios eligió a la gente pobre de este mundo para que la confianza en Dios sea su verdadera riqueza, y para que reciban el reino que Él ha prometido a los que lo aman».  «Pero si ustedes le dan más importancia a unas personas», por su vestido, código postal, hoja de vida, falsa conveniencia, «y las tratan mejor que otras, están pecando y desobedeciendo la ley de Dios».  Santiago puntualiza: «Si ustedes obedecen el mandamiento más importante que Dios nos ha dado, harán muy bien.  Amarás a tu prójimo como a ti mismo».

 

Oración

Ayúdanos Dios a hacer el bien.  A deshacernos de toda construcción social que distinga y favorezca por banalidad.  Queremos fortalecer nuestra fe en Ti y así superar lo trivial y vivir en aquello que es sustantivo a la vida y las relaciones, Tu amor.  En el nombre de Aquel que es Camino, Verdad y Vida, Jesucristo el Señor.  Amén.

Autor: David Cortés