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13 de febrero de 2017

Apocalipsis 7.1-8.6

«Después de esto vi a mucha gente de todos los países, y de todas las razas, idiomas y pueblos. ¡Eran tantos que nadie los podía contar! Estaban de pie, delante del trono y del Cordero, vestidos con ropas blancas. En sus manos llevaban ramas de palma, y gritaban con fuerte voz: Nos ha salvado nuestro Dios, que está sentado en el trono, y también el Cordero». (Apocalipsis 7.9-10 TLA)

 

En Babel la multitud dijo: «Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo».  ¿Cuál era su propósito?  «Nos haremos famosos y no acabaremos dispersados por todo el mundo».  Ante su empeño «Dios bajó» y al ver lo que ocurría los dispersó por toda la tierra y confundió su idioma para que no pudieran entenderse.

En Pentecostés «los seguidores de Jesús estaban reunidos en un solo lugar.  De pronto, oyeron un ruido muy fuerte que venía del cielo…  Fue así como el Espíritu Santo los llenó de poder a todos ellos, y enseguida empezaron a hablar en otros idiomas…  Y se sorprendieron de que podían entender lo que decían los seguidores de Jesús».

En Babel se convocaron en su soberbia en búsqueda del reconocimiento y Dios los dispersó y confundió.  En Pentecostés fueron convocados en Jesús y desde el cielo descendió el Espíritu Santo y los llenó de poder.

En Apocalipsis, los seguidores de Jesús son una multitud.  ¡Eran tantos, que nadie los podía contar!  Los que fueron oprimidos, perseguidos, sujetos a sufrimiento y escarnio hasta la misma muerte, «estaban de pie, delante del trono y del Cordero, vestidos con ropas blancas» como señal y anuncio del cumplimiento reiterado a los que en obediencia permanecieron en fidelidad, «al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono».

Los que una vez derramaron su vida en lágrimas ahora «llevaban ramas de palma, y gritaban con fuerte voz: Nos ha salvado nuestro Dios, que está sentado en el trono, y también el Cordero».  Dios es fiel a Su palabra y vemos cumplidas sus promesas en los que le buscan.  «Dios estará con ellos, y los protegerá.  Ya no tendrán hambre ni sed, ni los quemará el sol ni los molestará el calor.  Dios secará todas sus lágrimas, y los cuidará el Cordero que está en medio del trono, así como el pastor cuida sus ovejas y las lleva a manantiales de agua que da vida».

Ante los muchos que se unen en su egoísmo para construir una torre que llegue al cielo, el testimonio bíblico nos habla de la humildad de aquellos que en tierra fueron investidos del Espíritu Santo, y cuando llegó el día malo, resistieron hasta la muerte.  En la visión se puntualiza sobre ellos, eran gente de todos los países, y de todas las razas, idiomas y pueblos.  Desde la diversidad unidos todos, como el Cuerpo de Cristo, adorando al que es ¡Santo, Santo, Santo!
Oración

Dios, ante lo circunstancial elegimos lo eterno.  Rechazamos a Babel y elegimos Pentecostés.  Queremos ser parte de esa gran multitud incontable, representativa de nuestro pueblo, raza e idioma que se funde junto a otros en una alabanza eterna a la gloria de Tu Nombre.  En el Nombre de Aquel que es Camino, Verdad y Vida.  Jesucristo el Señor.  Amén.

Autor: David Cortés