¡Huye de la contaminación!

20 de marzo de 2016

Mateo 15.1-28

¡Huye de la contaminación!

«Pero lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona».  (Mateo 15:18 – NVI)

 

Posiblemente, hubo un tiempo en que la humanidad vivíamos sin la información de los cambios del medio ambiente.  En este momento histórico, hay expertos en estudiar la contaminación del agua, los aires y del entorno en general.  Estos afirman que toda contaminación se debe a sustancias perjudiciales o aumento descontrolado de los recursos, produciendo desequilibrio y, finalmente, destrucción.

Toda contaminación ha mostrado ser dañina.  Jesús habló de una especialmente nociva, porque altera lo más valioso que está sobre la faz de la tierra: el hombre.  Lo contamina desde sus adentros, desde las profundidades de su alma.  Él señala que hacemos bien en atenderla, porque es una amenaza para nuestra salud emocional, mental y espiritual.  ¡Cuánto laceran los pensamientos de coraje, de maquinación, de sospecha y desconfianza!  Jesús les llama «malos pensamientos».  El alcance de esta contaminación interior puede apreciarse en el deterioro de la salud mental.

En un estudio realizado por los médicos psiquiatras en Puerto Rico, afirmaron la prevalencia de enfermedades de salud mental, estimando un 50 % de la población afectada por alguna condición.  En otras estadísticas manejadas por la Academia, señalaron que el 25% de la población podría estar afectada por trastorno de ansiedad, un 6% por bipolaridad, mientras que un 48% tendría alguna condición psiquiátrica en algún momento de su vida.

Cualquiera sea la lectura profesional, siempre queda una puerta abierta y dispuesta por nuestro Señor.  Una esperanza que nos alienta a llevar nuestros pensamientos cautivos a Él.  De esa forma, no prevalecerá el pensamiento contaminante, dañino y perjudicial, si le pedimos que ponga en nuestra mente Sus pensamientos.

¡Queremos huir de toda contaminación, muy especialmente de la que afecta nuestro modo de pensar!

 

Oración: Padre bueno, en cuya presencia estoy.  Concédeme la gracia de vivir tan cerca de Ti que pueda tomar de tus pensamientos y hacerlos míos.  Que dentro de esta pobre y raída humanidad donde resido, pueda disfrutar del brillo de Tu presencia dentro de mi ser manteniéndome puro en pensamiento, palabra y obra.  En Cristo el Señor lo pido todo.  Amén.

 

Autora: Rvda. Patria Rivera