Ama como Cristo

21 de marzo de 2017

Génesis 42-43

«pero se decían el uno al otro: — Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba y no lo escuchamos; por eso ha venido sobre nosotros esta angustia.  Entonces Rubén les respondió, diciendo: — ¿No os hablé yo y dije: “No pequéis contra el joven”?  Pero no me escuchasteis; por eso ahora se nos demanda su sangre». Gn 42.21-22 (RV95)

 

Los hermanos de José llegan a Egipto para comprar comida por la hambruna en Canaán.  Ellos no reconocieron a José quien era el gobernador de Egipto, pero José si los reconoció.  José, probándoles, los acusa de espías y hace exigencias: Simeón quedaría preso, ellos debían regresar a su tierra y traer a Benjamín para mostrar su honestidad.  Es aquí donde los hermanos de José recuerdan que no fueron sensibles a la angustia y ruegos de José cuando les pedía misericordia para que no le hicieran mal.  Tampoco escucharon el consejo de Rubén de no hacer daño.  Sus corazones estaban endurecidos a la voz de Dios y del prójimo.

Toda acción tiene consecuencias, es por ello que, debemos cuidar de nuestras decisiones y conducta.  Como cristianos, cuando reconocemos nuestra mala acción, debemos pedir perdón a Dios y a los que les hicimos mal.  A veces podemos restituir, otras no.  Por ello, lo mejor es cuidar de que nuestro corazón no se insensibilice a la voz de Dios viviendo Sus valores.  El llamado es a amar como Cristo y hacer el bien al prójimo.  Recordemos que Jesús dijo: «Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.  En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros» (Jn 13.34-35).  La señal de que somos discípulos del Maestro, es el amor hacia los demás.  Cuando amamos agradamos a Dios, estrechamos lazos y se encarna el Reino de Dios entre nosotros.

 

Oración

Perdónanos Dios cuando en nuestro egoísmo hacemos mal a otros.  Sensibiliza nuestro corazón para amar.  Que Tu Espíritu nos recuerde que el que Te ama debe también amar al hermano (1 Jn 4.21).  Por Cristo, quien amó hasta lo sumo, Te lo pedimos.  Amén.