Altar Familiar 8 de abril

Dios está con nosotros

Rvdo. Jaime Camareno

Pastor ICDC Dorado

  • Leamos en voz alta una oración dando gracias a Dios por su presencia.

“Qué bueno es, Señor, poder volver a reunirnos en medio de esta cuarentena.

 Qué bueno es, Señor, saber que a mi lado esta mi familia que, como yo, te está buscando, y que, como yo, quiere mantenerse en tu paz.

Míranos en esta mañana, como siempre nos has mirado, con tu amor inmenso y en tu infinita misericordia y bondad. Conforme a tu promesa, hazte presente en medio nuestro.

Muéstrate Señor, para que te podamos ver, oír, sentir y para hablarte, adorarte, interceder, ofrendarte nuestro tiempo.

Ven y derrama sobre nosotras y nosotros la abundancia de tu bendición.

Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, tu hijo, nuestro Señor. ¡Amén!

  • Tengamos una lectura de alabanza en el Salmo 92.1-5 (RVR1995)

1Bueno es alabarte, Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh, Altísimo; anunciar por la mañana tu misericordia y tu fidelidad cada noche, con el decacordio y el salterio, en tono suave, con el arpa. Por cuanto me has alegrado, Jehová, con tus obras; en las obras de tus manos me gozo. ¡Cuán grandes son tus obras, Jehová! ¡Muy profundos son tus pensamientos!

  • Entonemos el cántico de alabanza “Bueno es alabarte Señor”.

Bueno es alabar, oh, Señor
Tu nombre
Darte gloria, honra y honor
Por siempre
Bueno es alabarte Jesús
Y gozarme en tu poder

Porque grande eres Tú
Grande son tus obras
Porque grande eres Tú
Grande es tu amor
Grande es tu gloria

  • Tengamos una lectura de afirmación en el Salmo 89.34 (TLA).

Jamás faltaré a mi pacto; siempre le cumpliré mis promesas.

  • Entonemos el Medley de Alabanza: Dios de Pactos / Cuan Grande es Él

Dios de Pactos
Que guardas tus promesas
Que cumples tu palabra
Que guías mi destino

Dios de Pactos
Confío en tus promesas
Descanso en tu Palabra
Por tu gracia estoy aquí

// Mi corazón entona la canción.

¡Cuán grande es Él! ¡Cuán grande es Él! //

  • Leamos el Salmo 118.25-26a (NTV)

Te rogamos, Señor, por favor, sálvanos. Te rogamos, por favor, Señor, haznos triunfar. Bendigan al que viene en el nombre del Señor.

  • Tengamos una oración alternada de Intercesión:

En medio de la pandemia en que vivimos… ¡acércate, Señor!

Así como te acercaste hace miles de años y del caos que había en el cosmos,
hiciste un mundo hermoso y lo confiaste a la humanidad…

En medio de la pandemia en que vivimos… ¡acércate, Señor!

Así como hace más de dos mil años te acercaste
y te mezclaste en el caos que vivía la humanidad para transformarla, no solo diciendo la palabra, sino siendo tú mismo la Palabra…

En medio del caos en que vivimos… ¡acércate, Señor!

Así como un hombre y una mujer asumieron tu paternidad,
y la creación entera quedó arrobada al verte en el pesebre,
y hombres sabios se volcaron en presentes y un necio quiso matarte…

En medio de la pandemia en que vivimos… ¡acércate, Señor!

Hoy estamos aquí envueltos en un caos más de esta historia que no tiene fin. La humanidad no asumen su responsabilidad y la creación está a punto de colapsarse y hay muchos locos matando a la humanidad, sus ilusiones, sueños y esperanzas.

En medio de la pandemia en que vivimos… Señor, Dios del universo, ¡acércate!
Porque siempre, siempre, del caos, tú haces nuevas todas las cosas.

  • Entonemos el cántico: Canción del Espíritu

Oh, deja que el Señor te envuelva

en su espíritu de amor,

satisfaga hoy tu alma y corazón.

Entrégale lo que Él te indique

y su espíritu vendrá

sobre ti y vida nueva te dará.

Coro: Cristo, oh, Cristo, ven y llénanos.

Cristo, oh, Cristo, llénanos de Ti.

Alzamos nuestra voz con gozo,

nuestra alabanza a Ti,

con dulzura te entregamos nuestro ser.

Entrega toda tu tristeza

en el nombre de Jesús

y abundante vida hoy tendrás en Él.

  • Meditemos:

Un hombre susurró: ¡Dios, habla conmigo!… y un ruiseñor comenzó a cantar. Pero el hombre no oyó. Entonces el hombre repitió: ¡Dios, habla conmigo!… y el eco de un trueno se oyó. Mas el hombre fue incapaz de oír. El hombre miró a su alrededor y dijo: “¡Dios, déjame verte!” y una estrella brilló en el cielo. Pero el hombre no la vio. El hombre comenzó a gritar: “¡Dios, muéstrame un milagro!” y un niño nació. Mas el hombre no sintió el latir de la vida. 

Entonces el hombre comenzó a llorar y a desesperarse: “¡Dios, tócame y déjame saber que estás aquí conmigo!” y una mariposa se posó suavemente en su hombro. El hombre espantó la mariposa con la mano y desilusionado continuó su camino. 

Y tú, ¿qué le estas pidiendo a Dios? Y Él, ¿qué te está diciendo?

  • Motivos de oración: 

En un círculo de oración, expresemos nuestras peticiones. Tengamos unos momentos de intercesión por: 

  1. Las embarazadas y familias que han recibido a bebés recién nacidos. 
  2. Por quienes están hospitalizados. 
  3. Las personas que trabajan en las áreas de enfermería, técnicos respiratorio y centros de diálisis. 
  • Entonemos el himno final: Jubilosos, cantemos ¡Gloria!

Jubilosos, cantemos ¡Gloria!

y alabanzas al Redentor,

recordando la bella historia

que el Evangelio nos dio.

¡Qué alegría cuando cantemos

esa historia grata de amor,

nos parece que pronto estamos

en los brazos del Salvador.

Coro: Seguiremos en las huellas del Maestro

revelándole esta historia al pecador,

pues en ella hallarás pleno reposo

y nos llenará de gozo,

cantad, hermanos, la historia de amor.

Con un beso Judas le entrega

y le azotan sin compasión,

más su boca quedó sellada,

no hubo juicio ni maldición.

Cuando le llevaban preso,

todos gritaban en alta voz:

“! Matadle, crucificadle,

pues se hizo Hijo de Dios!”

Siglos hace que allá en Judea

esa escena triste ocurrió.

En Samaria y en Galilea

todo el pueblo manifestó

que Aquel hombre

que en cruz se alzaba,

no era digno de muerte atroz;

más su sangre se derramaba

para darnos la salvación.

Esforzaos, seguid valientes,

no temáis que el Señor vendrá.

Con sus ángeles para siempre

a su trono nos llevará.

Reinaremos con El en gloria,

libres seremos de maldición,

proclamemos la bella historia.