Traed ofrenda a Jehová

10 de abril de 2017

Éxodo 35-36

“Tomad de entre vosotros ofrenda para Jehová; todo generoso de corazón la traerá a Jehová.” Éxodo 35:5a

Dios renueva el pacto con Su pueblo. De esta manera demuestra que es fiel y cumple sus promesas, porque tiene propósitos con ellos a pesar de sus errores. Ahora es menester restaurar la adoración, construir el nuevo lugar de encuentro con Dios, el  Tabernáculo. Para construirlo se requería todo tipo de materiales, desde metales y piedras preciosas, hasta textiles y maderas. Así que Moisés levanta una ofrenda en medio del pueblo, para así poder obtener todo lo necesario para el proyecto.  

¿De dónde habría de sacar piedras preciosas, oro, plata y otros finos y costosos materiales, un pueblo que vivió en  esclavitud durante más de cuatrocientos años?  Dios ya había hecho provisión para este momento, pues al salir de Egipto, el pueblo de Israel recibió de los egipcios todo tipo de vestidos y alhajas; así que cada uno debía traer de lo que tenía en su tienda.  

La respuesta del pueblo fue abundante. No había ofrenda pequeña ni grande, todo hacía falta y todo era recibido. Quien tenía oro, lo traía; quien tenía cabras, ofrecía su pelaje para tejer las telas necesarias; quien no tenía algo material, ofrendaba sus dones. La ofrenda se recibía según la capacidad de quien la ofrecía, pues lo más importante era el reconocimiento de cuánto dependían de Dios y que a Éste debían todo honor y toda gloria por sus bondades.  

La disposición de corazón y el deseo de honrar y reconocer a Dios, es lo que hace digna y especial una ofrenda. Muchas veces vemos personas que “donan” mucho, pero no “ofrendan” nada, pues no hay en sus corazones el deseo sincero de entregarse y lo que verdaderamente Dios anhela es que entreguemos nuestro corazón, nuestra voluntad. Si algo material podemos poner a Su disposición, es solo en gratitud y, como símbolo de nuestra entrega, pues Dios es el dueño de todo. Es Él quien tiene cuidado de nosotros y suple toda necesidad. Es Él quien da la capacidad y los dones para el trabajo, las fuerzas nuevas para seguir adelante y el hálito de vida que hay en nosotros.  

¿Cómo hemos de negarnos entonces a servirle, a amarle, a poner en Sus manos de aquello que Él ha puesto en las nuestras? Quiera Dios que siempre haya en nuestros corazones el deseo de dar al Señor de lo mucho que Él nos ha dado, pero, en especial, de darnos a nosotros mismos en una entrega total. Que así nos ayude Dios.  

Oración

Señor, eres el Creador del cielo y de la tierra. Hoy Te reconocemos, Te honramos, Te adoramos. ¡Nos has dado tanto, tanto! Perdónanos, Señor, por lo poco que Te damos. Y, por favor, ayúdanos a ser buenos mayordomos de Tus ricas bendiciones, incluyendo nuestra vida, aquellos que has puesto a nuestro cuidado y nuestro tiempo, talento y tesoro. Amén.