¿Qué ingerir cuando todo está seco?- Pan de Vida: Día #4

La vida del patriarca José en el Génesis nos ilustra una gran verdad de la vida en fe: en los tiempos de escasez podemos nutrir el alma con la abundancia que Dios nos brinda, aunque todo parezca ir de mal en peor. La formación del carácter de José no se dio en los días de la abundancia, sino en los días de la prueba y de la escasez. Ahí radica su grandeza. No en el anuncio de la vacas gordas y flacas. No en prepararse en las gordas para las flacas, sino en su capacidad de almacenar bendición en su alma cuando las cosas parecían salir mal.

El pez pulmón africano tiene la capacidad de enterrarse dentro del fango y sobrevivir hasta la próxima temporada de lluvia, cuando emerge victorioso a nadar libremente en su ambiente. Quien observa el fango seco de la superficie no puede imaginar que por debajo late la esperanza y vence la vida. Aunque muchos suponen que las decepciones vividas por José eran suficientes para enterrar la vida y secuestrar la esperanza, lo cierto es que no solo sobrevivió, tal parece que en sus vacas flacas la fe se robusteció.

El secreto de José está en donde tenía puesta su mirada. Si el contentamiento de su corazón hubiese estado en la ropa multicolor, al perderla, hubiese perdido la esperanza. Si su alegría hubiese dependido de la buena fe de sus hermanos, su corazón se hubiese amargado cuando estos le traicionaron. Si su estabilidad emocional hubiese dependido de la seguridad de su empleo con Potifar, todo su mundo se hubiese venido abajo cuando fue lanzado a la cárcel por una injusticia. Si su fe hubiese dependido en que sus sueños se hubiesen cumplido en un instante, entonces se hubiese sumido en una terrible depresión cuando sus compañeros presos se olvidaron de él. Todo a su alrededor parecía secarse, pero su fe se hacía más robusta. Porque no se alimentaba de lo que los ojos pueden ver, sino de lo que es eterno, lo que solo se percibe con los ojos de la fe. Por eso te invito a que te alimentes de lo que abunda en los tiempos de escasez: el poder y la gracia de nuestro Señor Jesucristo y en el consuelo de su poderosa y eficaz Palabra.

El menú del día de hoy:

  • Filipenses 4.12-13: Sé vivir humildemente y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
  • Romanos 8.28, 38-39: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.  “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”.
  • Isaías 40.28-31: “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.

En los tiempos de escasez, aliméntate del bien de la Palabra de Dios. Sustenta tu fe poniendo tu mirada en Cristo, invocándole en oración continua.  Quizás no podamos evitar las vacas flacas de la vida, pero en lugar de perecer podemos crecer en la fe. La diferencia no la hacen las vacas, pues no tienen voluntad. La diferencia la hacemos nosotros cuando nos alimentamos de Dios, de su Palabra y de amor, aun en medio de la adversidad. Inspirémonos con la Palabra de Dios, Amemos como Cristo y Sirvamos en Espíritu y en Verdad. Que así nos bendiga Dios.

Rvdo. Miguel A. Morales Castro

Pastor General ICDCPR