Nueva criatura

16 de marzo de 2017

Génesis 32-34

«Entonces el hombre dijo:  Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido». Gn 32.28 (RV95)

 

En medio de las dificultades, cuando damos el espacio a Dios, estas pueden servir para abrir caminos insospechados para: comenzar de nuevo, establecer nuevas relaciones, y poner en práctica lo aprendido en nuestra relación con Dios, nosotros mismos y los demás.

Un ejemplo lo vemos en la historia de Jacob.  Este vivió preferencias en su casa, produciendo celos y rencillas con su hermano y engañó para obtener la primogenitura.  El resultado fue el destierro donde fue engañado por su tío Labán.  El engañador (Jacob) fue engañado, viviendo en carne propia lo que él había hecho.

Pero Dios nunca olvida Sus criaturas y desde el inicio del exilio, el Señor se revela a Jacob que hace voto con Dios.  Años después, Jacob decide regresar a su tierra y enfrentar los “cabos sueltos” que dejó, la ruptura de la relación con su hermano.  Jacob preparó todo para ganar la confianza y perdón de Esaú, pero el temor le arropaba.  La noche antes del encuentro con Esaú, Dios se rebela y Jacob lucha con Él.  Él sabe qué si Dios no está con él, y él con Dios, las posibilidades de un comenzar de nuevo en buena lid con su familia serían muy limitadas o ninguna.  «No te dejaré hasta que no me bendigas» es el reconocimiento humano de: necesidad del Eterno; cambio de actitud; reconocimiento de los miedos; y de saber que con Dios se debe seguir caminando en la vida.  El Señor en Su gracia bendice a Jacob y le cambia el nombre a Israel.  El encuentro con el Eterno lo hace nueva criatura.  Dios también transformó a Esaú que perdonó a su hermano, dándose un buen encuentro.

Cuando con corazón sincero vamos a Dios, nos abrazamos a Él y permitimos que nos transforme en nueva criatura (Jn 3.3), Él obra abriendo nuevos espacios de vida.  Dios sigue siendo un Dios de milagros, esperanza y nuevas posibilidades.

 

Oración

Señor perdona cuando Te fallamos.  Con Tu Espíritu, ayúdanos a discernir Tu voluntad para seguirla, teniendo la mente de Cristo.  Fortalécenos en nuestras luchas diarias, no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.  Amén.